Capítulo doce

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La manera más específica de describir el ambiente y las condiciones del lugar, dos minutos después del inicio de una feroz balacera. Serían mejor descritas por un escritor adicto a las escenas de acción, similares a las que se podían ver en las películas.

Habían múltiples casquillos de bala regados por doquier en el piso. El sonido de las armas de fuego dispararse en el interior de ese apartamento, era ensordecedor y no permitía escuchar nada más.

Evelyn Denver estaba tendida, boca arriba, con los ojos cerrados como si estuviera sumergida en un profundo sueño. Su camisa de rayas verdes con negro, estaba manchado a la altura de su pecho de un líquido rojizo húmedo y fresco... Un balazo. No parecía tan alarmante, porque del agujero que había en su piel ya no manaba sangre. Sin embargo, la verdadera prioridad era saber si permanecía con signos vitales o no.

Damián estaba de costado, pegado a la pared, con el arma de fuego sujetada entre sus manos, apuntando en el espacio vacío que dejaban la separación de sus piernas que estaban abiertas. Su pecho subía y bajaba con cada una de sus pausadas respiraciones, su cabello negro, rostro y cuello estaban humedecidos por el sudor.

—¡No usemos la violencia!— Exclamó Damián Stone, despegando su costado de la pared, y disparando en dirección a el espacio rectangular que al parecer llevaba un pasillo. Dos segundos después de disparar, en un movimiento rápido regreso a la posición en la que había estado anteriormente.

Habían varios balazos incrustados en las paredes naranjas, los agujeros eran imposibles de contar porque cada segundo parecían duplicarse y en medio de una lluvia de balas, nadie se concentraría en descifrar cuántos agujeros habían en las paredes.

—¡Necesitamos atender a la psiquiatra, Evelyn Denver!— Exclamó Lidya como una sugerencia, apretando el arma de fuego entre sus manos, sus brazos estaban temblorosos, —Hay que buscar manera de detener a estas mujeres, ya me estoy quedando sin munición.

—¡Maldición!— Exclamó Damián, probando suerte con dos balazos en dirección a aquel pasillo. Regreso a su posición, golpeando los bordes de su arma con la palma de su mano izquierda abierta, —Me quede sin balas, hay que pedir refuerzos.— Observó a Evelyn Denver tendida en el suelo, -¿Está viva?

Lidya Wellington observó por unos segundos el cadáver, sus labios se movían con lentitud, temblorosos como si trataran de articular palabras.

—¡Di algo!— Exclamó Cassandra, disparando en dirección a aquel pasillo en diversas ocasiones, —Ya me estoy quedando sin balas.

—Ella está viva.— Gritó Lidya, apretando los labios con fuerza y sacudiendo su cabeza con fuerza, —Pero, desde aquí puedo ver claramente que su pulso es demasiado débil, y continuamos en esta situación va a morir en pocos minutos.

—¡Maldición!— Exclamó Damián, tirando el arma de fuego a su lado. Tenía las cejas unidas en el centro por el arrugamiento de su frente, —¿Y Leonardo Porter?

Leonardo entro por la puerta principal, corrió en dirección a Damián para imitar la posición en la que estaba este último. Sujetaba el arma de fuego con fuerza entre sus manos, y respiraba de manera pausada, al igual que Damián tenía su cabello, rostro y cuello humedecidos en sudor.

—¿Lograste llamar a los refuerzos?— Preguntó Damián, poniéndose de cuclillas para levantar el arma de fuego del suelo.

—Vienen en cinco minutos.— Comentó Leonardo, sus ojos verdosos-azulados, estaban humedecidos por las partículas de sudor.

—No, en cinco minutos nos vamos a quedar sin munición, y en cinco minutos si no hacemos algo, nos van a liquidar.

—¿Qué podemos hacer?— Preguntó Cassandra, su cabello rojizo estaba desordenado por encima de su cabeza, —Tenemos que salvarle la vida a Evelyn Denver.

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⏰ Terakhir diperbarui: Jun 03 ⏰

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