↬Capítulo 5: Inteligencia

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Su fuerte nunca había sido mentir. Es por eso que cuando la misma Gon YounHa mencionó que había algo de lo que tenía que hablar con él, no pudo esconder su incertidumbre en su postura rezagada y sus pies inquietos. Se cruzó de brazos de la manera más defensiva posible, doblando los labios de tal manera que no pudiera proferir palabras que no pasaran por el filtro de su mente primero.

La chica sonrió amable, y Jin tuvo que escupir las formalidades que por un momento se le habían olvidado con el rabo de paja. 

—¿Gus-Gustas pasar? Ya empieza a helar aquí afuera.

YounHa inclinó la cabeza.

—Gracias, doctor, pero no quiero causar molestias. Solo será un momento.

SeokJin asintió, agradeciéndolo. Sería tremendamente deplorable tener que recibirla en el mismo sillón en donde NamJoon y él habían pasado la mañana. Aunque este ya estuviera impoluto de cualquier rastro de ello, incluyendo su aroma.

—Como prefieras. 

La chica se arregló el pelo detrás de las orejas y SeokJin comenzó a sentirse impaciente. El cansancio le estaba crispando los nervios a medida que el tiempo parecía ralentizarse. 

O al menos a aquello lo atribuía para no verse más nervioso de lo que ya estaba.

Sabía que era casi imposible que ella supiera lo de NamJoon y él. Habían tenido mucho cuidado, y la única forma en la que tendría posibilidad de hacerlo, era si NamJoon mismo se lo había dicho. 

—Doctor Kim— empezó ella, llevando una mano a su bandolera—, venía a agradecerle por atender a mi prima, HyeJin. Tuve que venir de Seúl en cuanto me enteré.

El suspiro de alivio se atoró en su garganta y se liberó con un pequeño «Oh». Brevemente vino a su mente el rostro sereno de la joven HyeJin, la cual no sabía pertenecía a la familia Gon hasta ahora.

—Fue un alivio de cierta forma para sus padres saber qué fue lo que se la llevó, pues temían que se tratara de algún atentado. Con ello, toda la familia Gon también estuvo en paz. Nosotros creemos en que ella ahora está en un lugar mejor. 

—Lo está— coincidió, ya más tranquilo—. No necesitas agradecerme, es mi trabajo. 

YounHa sacudió la cabeza.

—No sería justo no reconocer lo que hace, doctor. Por eso le he traído este obsequio— metió la mano en la bandolera y sacó una caja rectangular pequeña de cuero—. Es una tradición de mi familia. Por favor, acéptelo. 

El castaño enfocó a penas sus ojos en el regalo, solamente dilucidando de él el tono marrón oscuro y el sello grabado que rezaba «Gon». No obstante, no fue eso lo que le llamó la atención al ver la mano extendida de la chica: fue la falta de la sortija de compromiso en sus dedos. 

Como se había quedado unos segundos observándola, se apresuró a aceptar el regalo sin objeciones.

—Gracias, YounHa-ssi. Aun así, siento lo de HyeJin. Era muy joven...

La susodicha asintió apenada, juntando sus manos delante de sus piernas. 

—Lastimosamente HyeJin no tenía una buena relación con el resto de mi familia. Se lo guardaba todo para ella...— soltó una risita nostálgica—... Me recuerda un poco a mi Joon. 

Jin se tensó de inmediato, repelido por la forma en la que su nombre salió de los labios de la chica. Bajó la mirada hasta el obsequio, tragando saliva y  buscando desviar su atención.

—¿Donde enterrarán a HyeJin? ¿En Grand HaNul? Quizás pueda pasar a visitarla. 

—Oh, no, nosotros acostumbramos cremar a nuestros difuntos. 

Metamor❴ɯǝʇ❵fosis ;;NamJinWhere stories live. Discover now