79. ¿Aceptas?

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Camino hacia la entrada de la academia. A estas horas se supone que hay toque de queda, por lo que no hay absolutamente nadie. Se siente extraño... Acostumbrado a ver siempre cada rincón de la UA lleno de gente de todo tipo de un lado para otro... Verla tan vacía y tranquila me transmite una extraña sensación de paz. Supongo que después de todo lo que ha ocurrido desde que entré a la UA, esto es lo que más necesitaba. Tranquilidad. 

Tras caminar un par de minutos llego hasta el gran arco que hace de puerta a la academia. En uno de los bancos que hay cerca de esta se puede ver una silueta. El inconfundible cabello rubio de Mirio hace que incluso desde lejos sepa que se trata de él. Suspiro lentamente mientras intento tranquilizarme. No sé por qué estoy tan nervioso, pero en cierto sentido me gustaría dar media vuelta y volver a mi habitación. Pero no voy a dejarle plantado, y menos cuando soy yo el que quería hablar... Tras unos segundos respirando profundamente, me siento algo mejor y aprovecho para ordenar todo lo que quiero hablar en mi cabeza antes de comenzar a caminar hacia el chico de tercero.

Cuando Mirio se da cuenta de que alguien se está acercando a él, se gira hacia mí. En cuanto ve que soy yo me sonríe amablemente a modo de saludo. Es extraño que se haya percatado tan rápido de que era yo. Después de todo, al ser toque de queda, las farolas están apagadas y la única iluminación que hay es la de la luna. Por suerte esa iluminación es más que suficiente. 

— Los aspersores del césped se han apagado hace poco. He intentado buscar el banco más seco que hubiera —comienza a explicarme—. Espero que no te importe. Si no, podemos ir a otro sitio... 

— No. No hace falta. Está bien así —respondo. 

— Bueno, y entonces, ¿De qué querías hablar? —pregunta mientras se aparta hacia un lado para que pueda sentarme junto a él— ¿Tiene algo que ver con lo que te ha pasado hoy? 

— Tiene que ver con algo de hoy, pero no con eso precisamente... 

— ¿Entonces? —dice él un poco preocupado.

— Es solo que... Después de escucharte hablar tras el combate... Hay algo que quería preguntarte... —digo intentando encontrar las palabras correctas. 

— Puedes preguntar lo que quieras —exclama Mirio sonriente—. Lo que sea. 

Me mantengo en silencio un par de segundos mientras miro al suelo. Intento pensar en cómo decirlo, pero todas las ideas que se me ocurren me parecen horribles. Ni siquiera es algo tan difícil de decir. Es una tontería, pero... 

— Tuviste que esforzarte mucho para poder ser tan bueno como eres ahora, ¿Cierto? —acabo preguntando intentando abrir un poco el camino. 

— ¿Eh? —dice él confundido. Creo que se esperaba otro tipo de pregunta— ¿Respecto a combatir con mi singularidad? Sí. No fue fácil, pero con mucho esfuerzo y perseverancia, he conseguido llegar hasta donde estoy ahora. ¿Esa era tu pregunta?

— ¿Por eso me ayudaste tanto todas las veces que apareciste cuando yo estaba pensando en rendirme o que no podía seguir adelante? —termino preguntando dejando de pensar en cuál es la mejor forma de decirlo y simplemente sacándolo todo fuera— ¿Porque habías pasado por momentos así antes? Porque igual que no te rendiste, ¿Tampoco querías que otros lo hicieran? 

— ¿Eso es lo que querías preguntarme? —dice él de forma suave. 

— Sí... —respondo bajando la mirada. Desde el combate contra él no he podido parar de pensar en eso. 

Cuando me encontró llorando después de perder en el festival deportivo y me animó a seguir adelante, aunque en aquel momento apenas hubiera avanzado en el control de mi singularidad. O cuando estuve a punto de renunciar a mi sueño después del incidente del campamento y me visitó para convencerme de que no lo hiciera... En aquellos momentos no entendía por qué me ayudaba tanto cuando tampoco nos conocíamos de tanto tiempo.

Dark Wings |BNHA|Where stories live. Discover now