Capítulo Tres

58 8 0
                                    

EVA

Bueno, ya me divertí demasiado, si mi padre se entera le dará un infarto, hora de volver al reino.

—De modo que al fin encuentro a la princesa.

En mis oídos impactan estas palabras, volteo inmediatamente para ver de quien se trata, pero no logro reconocerlo. Es un hombre robusto, de un metro noventa de estatura, el pelo lacio y largo, la piel algo verdosa, y también puedo observar que se asoman dos colmillos a través de su sonrisa maliciosa. Me equivoqué, no es un hombre, es un ogro, que lleva el pecho desnudo, ¿por qué? Vístete.

—¿Se puede saber quién eres? —pregunto haciendo notar el tono de mi voz.
—Claro, permítame presentarme, soy Erick —dice haciendo un tonta reverencia.— Como abras notado, soy un ogro, y vengo a informarte que vendrás conmigo.

No puedo evitar reír ante sus palabras, evidentemente no sabe quien soy.

—Será mejor que te largues, ahora.
—Su alteza, me temo que debo insistir—. Menciona con ironía.

Solo ruedo los ojos ante este animal, ya no desperdiciaré saliva con él. Pongo mis manos en forma de círculo, formo un poderoso rayo entre ellas, y lo lanzo contra el pecho de la bestia, que ni siquiera llega a esquivarlo. El impacto genera mucho humo, creo que se me fue la mano, los ogros son criaturas resistentes, así que supongo que eso no lo matará, pero espero que toda esta humareda no llame la atención de los guardias.

Estúpido ogro, quien se cree que…

—No tan rápido, princesa.

Toma mi nuca, y eso me paraliza del temor, veo su sonrisa siniestra y su pecho humeante, sin ningún rasguño, cómo es posible que haya resistido semejante ataque.

—Soy un ogro anti magia, ninguno de tus hechizos puede dañarme.

Con que era eso. No creí que aun existiera por esta región seres como él, fui muy confiada. Saca algo de su bolsillo, una flor de lupe, intentará dejarme dormida.

—Quítame las manos de… 

El Destello y La SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora