Indeleble

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Indeleble



Corría bajo la lluvia intentando llegar antes que ellos a la clínica, sabía que irían a por mí en cuanto descubrieran que no me encontraba en aquella reunión. Había descubierto lo que intentaban hacer con mi investigación y no iba a permitir que aquello ocurriera. Tenía los tacones en la mano y el aliento atascado en la garganta e iba calada hasta los huesos. Los taxis estaban todos ocupados, al parecer y no podía llamar a nadie porque el estúpido aparato al que prometen mejorar cada año para solucionar nuestras vidas a duras penas vivía con batería. Logré divisar el edificio en la próxima esquina pasando la calle y me apresuré a llegar esperando no pisar ningún cristal. Llegue a la puerta retorciendo la tela del vestido para sacar un poco del aguacero de este. Me sacudí el pelo y me puse a buscar entre el pequeño bolso de mano el pase privado, maldiciendo en voz baja mientras temblaba como un cordero. Los sonidos de los relámpagos me ponían cada vez más nerviosa mientras intentaba sacar el pase del tarjetero para que me dejara entrar. La luz del pequeño reconocimiento se puso azul y la puerta se abrió de inmediato. Entré a toda prisa, intentando disimular mis manos temblorosas, sujetando el vestido entre ellas. El guardia se levantó y salió del cubículo con el ceño fruncido en cuanto me vio en ese estado.

- Señorita Sallow ¿que hace aquí tan tarde?

Intente disimular mientras me acercaba poco a poco al ascensor. El hombre me miraba de arriba a abajo con desconfianza, tenía que encontrar la excusa perfecta antes de que avisara a Wayne y a sus hombres de que estaba aquí sin aviso previo.

- Necesito unos documentos del laboratorio, ya sabes para la presentación de esta noche. Tengo tantas cosas en la cabeza que se me olvidó llevármelos el otro día y los necesitamos.

El guardia solo asintió desconfiado, cruzando sus brazos a la espalda. Llame al ascensor dándole la espalda al guardia esperando que se hubiera tragado la excusa. Lo escuché suspirar y sentí como el corazón en cualquier momento me iba a explotar.

- ¿Y por qué no me han avisado que vendrías antes? Es raro, nunca entra nadie sin que el señor Wayne me lo comunique primero.

Sus pasos empezaron a escucharse a mi espalda y contuve el aliento, como pude meterme en esto y no darme cuenta de todo lo que había detrás... era una estúpida. El guardia se paró justo en mi nuca y pegué un respingo apartándome.

- No lo sé, quizás se le olvidó avisarte, ya sabes que esta noche es muy importante para el director y tiene mil cosas en mente.

Trague saliva mirándolo a los ojos mientras él solo me miraba con una minúscula sonrisa en su rostro. Aparte la mirada hacia el contador del ascensor y de pronto el cero apareció abriendo sus puertas después.

- Solo será un momento, solo es coger una carpeta y me iré de vuelta a la reunión.

- Te acompaño.

La respiración se me atascó de nuevo. No sabía que más decir, así que solo asentí y entre al ascensor con él detrás de mí. Teníamos que subir hasta la 39 y todo me empezaba a dar vueltas mientras intentaba controlar la respiración, me puse la mano en el pecho y miré mi reflejo en el espejo del ascensor, estaba aterrada. Mis ojos estaban rojos y el labio me temblaba, estaba a punto de colapsar del dolor de pecho, de pies y piernas que tenía. Sentía la adrenalina de querer salir corriendo de allí, pero tenía que conseguir esos informes antes que ellos.

35..., 36..., 37..., 38..., 39.

Las puertas se abrieron y él salió primero. Me miro para ver si lo seguía y me quedé paralizada por un momento, ¿cómo cogería los informes con este hombre allí? Intente pensar rápidamente en cómo haría para despistarlo. No se me ocurría nada, así que salí del ascensor siguiéndolo hasta la puerta de metal. Él la abrió con su pase y me dejó pasar primero siguiéndome de cerca.

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