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Narrador omnisciente.

  Un agitado pelinegro se encontraba llegando a la universidad a las diez de la noche con tal de encontrarse con cierto chico bajito y así poder expresar todas las cosas que antes no pudo.

  Faltando 5 minutos para que los alumnos comiencen a salir, comenzó a caminar en círculos sin saber cómo debería de empezar la charla. Sería algo raro si solo llegase y le hablase como si nada, pero no tuvo mucho tiempo para pensar en otras ideas porque un lindo, ahora rubio, chico se encontraba saliendo de la universidad mientras tarareaba la canción que sonaba en sus auriculares.

  Jungkook no podría terminar de describir las emociones que lo abordaron en ese momento, volver a verlo fue como un Oasis justo cuando más sed tenía, una luz en medio de tanta oscuridad. Por el otro lado el rubio se quedó paralizado observando al pelinegro que se encontraba parado a unos pasos suyo, mientras That's us de Anson Seabra se encontraba sonando en sus oídos.

  Ambos se quedaron mirándose por unos minutos sin saber qué debían hacer a continuación, Jungkook sabía que debía de hacer un movimiento antes de que el rubio decida irse de ahí, así que se acercó poco a poco hasta quedar a unos escasos pasos del rubio y al fin poder soltar la primera frase de la noche.

  - Te ves hermoso con el pelo rubio, Jimin.

  El rubio boqueó sin saber qué responder al inesperado halago. Y es que no solo el halago fue inesperado para él, la presencia de Jungkook lo era.

  - ¿Qué hacés acá? — preguntó toscamente, solo quería salir corriendo de ahí.

  - Necesitamos hablar.

  - No hay nada más que hablar, Jungkook. Lo que sea que hayamos tenido se terminó. — espetó.

  - Lo sé, pero de todas formas tengo algunas cosas que decirte. — se podía ver la súplica en su mirada estrellada.

  - No quiero escuchar nada de lo que tengas para decirme.

  El rubio estuvo a punto de pasar de largo y largarse de ese lugar de una vez por todas. Sentía como el caparazón que había creado al rededor de su corazón se estaba rompiendo nuevamente y de una forma muy dolorosa.

  - Por favor. Cinco minutos es todo lo que te pido, nada más. — rogó.

  El rubio detuvo sus pasos y se giró lentamente a mirar al pelinegro, lucía tan derrotado, con la mirada desenfocada por culpa de las lágrimas acumuladas y su pelo que se movía en diferentes direcciones por culpa del viento. Aún así lucía como el chico más hermoso que pudo haber contemplado alguna vez en su vida.

  - El tiempo corre. — susurró lo suficiente fuerte para que el pelinegro pueda escucharlo.

  Jungkook no esperó ni un segundo más y comenzó a explicar todo lo que tuvo que guardar durante tanto tiempo.

  - Siento mucho todo lo que tuviste que pasar, daría lo que fuera por retroceder el tiempo y evitarte todo ese dolor. Me manipularon y no voy a negar que fui un imbécil al dejar que me laven el cerebro así. Tardé en notarlo mucho más de lo que me gustaría aceptar, pero a estas alturas no hay nada más que pueda hacer que pedirte perdón por todo. También decirte que vos sos y siempre vas a ser mi primera elección, en absolutamente todo, te elegiría a vos por sobre todas las cosas. — en cuanto más palabras salían de la boca de Jungkook, más se iba rompiendo su voz, dejándolo al borde del llanto.

  Una lágrima se deslizó por la mejilla de Jimin, la primera lágrima de la noche. Escuchar esas palabras fue todo lo que quiso durante tanto tiempo, pero ahora ya no servían de nada porque el rubio se encontraba roto, y ni siquiera esas palabras podían sanarlo.

  - Lo siento, Koo. — sollozó. — Las cosas ya pasaron, ya no podés hacer nada.

  - Lo sé. — sonrió débilmente mientras unas lágrimas se deslizaban por sus mejillas.

  - No sabés todo lo que hubiera dado por escucharte decir eso meses atrás, te esperé por semanas, nunca pasó. Ahora mismo ya no sirven como hubiesen servido en ese entonces. Y lo siento, pero yo no puedo estar con alguien que dudó en elegirme.  Yo necesito a alguien que esté seguro de quererme y no dude un solo segundo en decirlo.

  - Debí ser yo, y lamento tanto no haber podido serlo. Sé que merecés mucho más de lo que yo fui capaz de darte.

  - Pudimos llegar a ser, Koo. En otro momento y en otras circunstancias. Ahora no podemos hacer esto, ambos estamos rotos y no somos capaces de darnos seguridad a nosotros mismos, mucho menos podremos dárnoslo al otro.

  - Tenés razón, sé que fui un estúpido indeciso y que ahora ya no hay nada que hacer. Me hubiese gustado darte todo lo que merecés. Me hubiese gustado estar a tu lado. — suspiró.

  - A mí también me hubiera gustado que lo nuestro funcionara. Pero creo que si de verdad somos del uno para el otro, el destino de encargará de conectarnos nuevamente. — sonrió.

  - Así será, Jimin. — correspondió su sonrisa, aún sentía un par de palabras estancadas en su garganta.

  - Eso espero, Koo. De verdad voy a esperar nuestro reencuentro. — el rubio estaba a nada de girar e irse de una vez por todas. Podía sentir una fuerte presión en su corazón, estaba a nada de mandar todo a la mierda e ir a abrazar a Jungkook; decirle que quiere estar con él sin importar nada más, pero sabía que no podía hacer eso. Ellos merecían mucho más que una relación construída en base de inseguridades y lágrimas.

  Antes de que el rubio pudiera marcharse Jungkook decidió decir sus últimas palabras, pues no sabía si algún día podría decirlas.

  - Jimin... — lo llamó.

El rubio giró lentamente, aún con las lágrimas en sus mejillas, y con la voz rota respondió:

  - ¿Sí?

  - Te amo. — jadeó.

  - Yo también te amo, Koo. — sonrió entre lágrimas antes de salir del lugar rápidamente, no soportaba estar un minuto más ahí.

  Dejó a un Jungkook bañado en lágrimas mientras se prometia a sí mismo mejorar y esperar que el destino esté de su lado y vuelva a poner al lindo rubio en su camino.

  Porque ellos sí eran almas gemelas, pero en el momento y el lugar equivocado.

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