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  - Hey. — soltó el pelinegro con una risa nerviosa. — ¿Todo bien? — preguntó sin saber muy bien cómo continuar.

  El peligris seguía desconcertado, por lo que tardó unos segundos en procesar que estaba en frente del chico que se instaló en su corazón y en su mente sin permiso alguno durante los últimos casi cuatro años.

  - E-estoy bien. — tartamudeó. — ¿Querés sentarte?

  Estaba esperando que lo preguntaras. Pensó el pelinegro.

Poco a poco el ambiente incómodo fue relajándose y ahora ambos chicos hablaban mucho más animadamente, comenzaron a soltarse e incluso se permitían bromear entre ellos, pero ambos sabían que tenían muchas cosas de las que hablar.

  - Entonces... — comenzó el pelinegro. — ¿Qué pasó de vos en estos años? No volví a verte, me preocupé bastante al principio, pero entendí que eso fue lo que vos querías y yo lo respeté. Sin embargo no dejé de pensarte un solo día. —. dijo sinceramente, cosa que casi causó que el peligris llorara de la felicidad al saber que no fue el único en pensar en el contrario.

  - Me fui a Francia. — soltó sin más.

  - ¿Qué? ¿Francia? —.

  - Sí, los últimos tres años de mi vida los viví ahí.

  - Wow, eso no lo esperaba. — soltó el pelinegro de forma nerviosa. — ¿Entonces estás aquí de paso? ¿Vas a volver a Francia? — se podía notar la preocupación en el tono de voz del más alto, saber que Jimin podía volver a desaparecer de su vida en cualquier momento lograba que su corazón se quiebre nuevamente.

  - No, no pienso volver, Koo. — soltó una risita al notar la preocupación del mayor.

  - Realmente me alegra escuchar eso. — rió. — ¿Qué hiciste en Francia durante estos años? — dudó si debía formular su verdadera pregunta. — ¿Estás saliendo con alguien?

- No, para nada. — rió el peligris. — No tuve tiempo para eso. Me concentré más en tener tiempo de caridad conmigo, trabajar, estudiar y estar para mí. No intenté buscar a alguien más, no niego que sí tuve un par de aventuras, pero nada más que eso. Además...  — alargó su última palabra.

  - ¿Además, qué?

  - Además alguien seguía ocupando ese lugar en mi corazón.

  - ¿Ah, sí? Te sorprendería saber que me pasa lo mismo. — susurró como si estuviese contando un secreto, mientras sonreía de costado, causando que el peligris casi se caiga de su silla al tener tremenda imagen frente a él. — Pero creo que eso podemos hablarlo después, ¿no? Me gustaría que siguiéramos hablando acerca de nosotros.

  - Claro. — sonrió intentando disimular sus nervios. — Contame acerca de vos, Koo. ¿Qué estuviste haciendo en estos años?

  - ¿La verdad? No mucho. Hace un par de años subí algunos covers a YouTube, increíblemente se hicieron virales, entonces seguí haciéndolo. El año pasado decidí que era mucho apoyo y que no debería de desperdiciarlo, así que me esforcé para componer mis propias canciones y por suerte me fue bastante bien. Me he estado dedicando a eso, y la verdad no me quejo. Me divierto haciendo lo que me gusta, recibo mucho amor de parte de la gente que me escucha y además consigo algo de ingresos a través de eso. No puedo quejarme.

  - ¿De qué hablás? ¡Eso es genial! — chilló el peligris exaltado. — ¿Cómo que «no mucho»? ¿¡Cómo que no podés quejarte!? ¡Estoy muy feliz por vos, Jungkook! Te merecés todo eso, sé que siempre fue tu sueño poder cantar para los demás y me hace feliz saber que lograste cumplirlo. Estoy muy orgulloso.

  La última frase fue lo que logró que algunas lágrimas se acumularan en los ojos del más alto. Agachó su cabeza con timidez mientras sentía como sus mejillas se calentaban rápidamente debido a la vergüenza por estar recibiendo tantos halagos.

  Todos los días recibía distintos tipos de halagos de diferentes personas, pero la cosa era totalmente distinta si estos provenían de él.

  - Dios, muchas gracias, Jimin. No sabés cuán feliz me hace escuchar eso. — sonrió.

  Sin darse cuenta el tiempo pasó rápidamente, el reloj marcaba las 23:00 y la chica del local les pedía amablemente que se retiraran porque estaban por cerrar. Ambos chicos intercambiaron números prometiendo volver a verse en unos días de esos.

  - ¿Vas a llamarme? — preguntó tímidamente el más bajo.

  - Tres años tuve que esperar para volverte a encontrar, esta vez no pienso dejarte escapar. Obvio que voy a llamarte, Jimin.

  Fue inevitable para el peligris sonrojarse fuertemente y sonrió mientras miraba a Jungkook.

  - Me alegra saber que podemos empezar de nuevo. — murmuró.

  - A mí también. Esta vez tendremos la oportunidad de hacer todo como debió de ser desde el principio. — sonrió. — ¿Nos hacés los honores?

  - ¿De qué? — preguntó confundido.

   - De hacer las cosas bien desde cero, Jimin.  — finalmente el peligris comprendió las intenciones del pelinegro y rió ante su ocurrencia.

  - Así que vos sos Jungkook — murmuró reprimiendo una sonrisa.

  - ¿Decepcionado?

  - Para nada.

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