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  Eran las 20:00 pm cuando Jungkook decidió ir a cenar en un local cerca de su casa debido a que se la pasó el día jugando con Bam y gastó todas sus energías como para ponerse a cocinar algo.

  Vagaba lentamente por las calles de Busan mientras pensaba en qué podía elegir para cenar esa noche. Probablemente optaría por la vieja confiable; ramen instantáneo.Se volvió su salvación desde que publicó su primer cover y con el tiempo comenzó a hacerse viral. De a poco fue componiendo sus propias canciones y mucha gente terminó apoyándolo.

  No lo conocían en cada esquina de Corea, no se confundan, pero el apoyo que recibía era más que suficiente para poder subsistir. Añadiendo que su carrera como cantautor comenzó hace poco más de un año, por lo que el reconocimiento que recibía era más que suficiente para él.

  Habían veces, demasiadas veces, en donde pensaba en Jimin. Ese chico que no necesitó conocerlo en persona para poder robarse su corazón por completo. Que en unos cuantos meses se impregnó en su ser y no volvió a salir de ahí. El hecho de que hayan pasado tres años sin saber de él y aún así seguir esperándolo lo confirma. No se confundan, el pelinegro muchas veces pensó que era mejor dejar ir el pasado y comenzar avanzar, aceptar que esa «relación» que en algún momento tuvo con Jimin fue cosa del pasado. Hechos en su camino que lo ayudarían a construir la persona que sería hoy en día.

Él fue lastimado, lastimó, se arrepintió y aprendió... ahora toca avanzar.
 
  Avanzar.

  ¿Acaso avanzar conllevaba dejar a Jimin en el pasado? Si fuese así el pelinegro preferiría quedarse estancado. Porque había algo que él sabía; había algo de lo que él estaba seguro.

Jimin no fue el primer amor de su vida, pero él quería que fuera el último.

  Frotándose sus manos se adentró a una tienda que se veía bastante acogedora y no tenía mucha clientela debido al horario y al frío de la noche.

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  Las luces de Busan lo recibieron cálidamente, contrastando de forma extraordinaria con el frío que hacía en el ambiente.

  Llevaba dos horas caminando sin rumbo alguno. Al aterrizar de su vuelo fue directamente a su antiguo departamento, en donde dejó las pocas pertenencias que decidió traer de Francia, para después volver a salir a recorrer un poco la ciudad. La había extrañado más de lo que imaginó. Se sentía como volver a su hogar, y eso era.

  El tiempo que pasó en Francia fue genial, conoció a muchas personas; hizo amigos y tuvo un par de amoríos de una noche, nada serio diría él. El último año fue el más difícil porque comenzó a darse cuenta de lo diferente que era vivir en otro lugar en donde no estaba con sus amigos. Se le hizo más difícil recibir los mensajes de estos preguntando preocupados por su estado, poco a poco dejó de responder, hasta desaparecer por completo.

  Su intención no era que sus amigos sufran, él solo quería que ellos dejen de preocuparse mucho, aunque al final consiguió todo lo contrario a lo que buscaba.

  A pesar de todo lo que pasó, todos los problemas que tuvo estando lejos de casa, habían cosas que no cambiaron; como su amistad con Yoongi, Taehyung y Hwasa. Como el cariño que sintió por cierto chico del que no volvió a saber. Habían pasado tres años. Tres años en los cuales no pudo dejar de pensar en una sola persona. ¿Qué estará haciendo? ¿Habrá empezado a hablar con alguien más? ¿Tendrá una pareja? ¿Será feliz?

  Sin importar cuál sea su duda, en todas ellas al final terminaba deseando que el pelinegro fuera feliz esté en donde esté, sin importar con quién. incluso cuando pensar eso rompía su corazón.

  Soltó un largo suspiro antes de detenerse en frente a una tienda. Euphoria decía en el cartel. Decidió pausar su paseo nocturno para tomar un café caliente, comer algo y luego seguir para así al fin poder ir a descansar. Después de todo al día siguiente le esperaba un gran día con sus amigos, ya estaba ansioso por verlos y abrazarlos después de tanto.

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  Bebía de su café con calma mientras miraba por el gran ventanal del local, estaba a punto de tomar otro sorbo cuando vio como un hombre con el pelo gris se detenía en frente de la tienda y miraba hacia el cartel.

  El primer pensamiento del pelinegro fue que estaba teniendo una alucinación, extrañarlo tanto comenzó a hacer estragos en su interior y ahora estaba teniendo alucinaciones, ¿o no?

  Escuchó la campana del lugar sonar cuando la puerta fue abierta y pudo ver como el peligris ingresaba a esta. Vio como este dio una sonrisa amable a la chica que atiende el lugar antes de decir unas palabras e ir a sentarse unas mesas lejos de la suya.

  No podía apartar la mirada de él, lucía tan real e irreal al mismo tiempo. Su cabello gris perfectamente peinado y su ropa elegante. La forma en la que sus ojitos se achicaban al sonreír a la camarera y el movimiento de sus labios ante cada palabra pronunciada. Él realmente estaba ahí y Jungkook no pudo seguir aguantando un segundo más antes de acercarse a él.

  Sacó con rapidez su celular del bolsillo izquierdo de su pantalón antes de abrir la cámara y revisar que su pelo esté en su lugar, se fijó si el poco maquillaje que llevaba puesto no se movió de lugar y se levantó arreglando levemente sus prendas.

  Mientras caminaba acercándose a la mesa del peligris podía sentir cómo sus piernas temblaban y la manera en la que sus manos comenzaron a sudar de los nervios.

Necesitás calmarte, imbécil. Se reprochó.

  Al estar a unos centímetros del peligris soltó lentamente un suspiro y antes de poder detener a pensar en qué diría o qué haría, habló:

  - Jimin. — el peligris alzó su cabeza con rapidez al escuchar esa voz.

  - Jungkook. — murmuró.

Who are you? • kookmin auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora