Capítulo 8

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Hola a todos, acá traigo un nuevo capítulo esta vez es un capítulo que muchos esperaban, y es la PRIMERA venganza de Rhaenyra. Lo adapté un poco a lo que me habían pedido tanto acá como en A03, así que es un poco más largo y diferente a lo que había planeado.

Sin más, gracias por leer y si quieren pueden dejar un comentario, me hace feliz leerlos. 

Una semana había pasado y Rhaenyra mejoraba poco a poco.

Era una suerte que la mano del rey fuera un hombre competente, porque el rey casi no había pasado tiempo en la corte en esa semana. 

Estaba siempre junto a su hermano torturando a Criston Cole.

Ver al rey y a su hermano caminando por los pasillos del palacio con los cabellos blancos manchados de la sangre de Cole era una imagen aterradora para la reina Alicent que sabía que si la verdad se sabía, la sangre que adornaría los cabellos de esos dos, probablemente sería la suya.

Alicent observaba a las doncellas cuidar a sus hijos, mientras ella paseaba de lado a lado intentando que su nerviosismo no se notara.

Criston Cole no hablaría, lo habían torturado una semana entera y no habían sacado una sola palabra de él más que la afirmación de que él y Rhaenyra habían sido amantes.

Alicent había hablado con Viserys y Alicent estaba segura de que Viserys sabía que eso era verdad, que Rhaenyra era la amante de Cole, pero ¿Por qué él no decía la verdad?

¿Por qué siempre estaba dispuesto a ocultar las fallas de Rhaenyra?

Pero eso no era la única preocupación de la reina, sino que Criston Cole había tenido solo un trabajo y no había podido hacerlo. Él debía lograr que Rhaenyra quedara embarazada de un bastardo, pero no había podido lograrlo. Rhaenyra no mostraba signos de estar embarazada y había pasado bastante tiempo desde que ella y Cole habían compartido una cama, ella ya debería mostrar signos, por lo que era claro que no estaba embarazada.

Y ahora Alicent tenía que lidiar con Daemon también.

El príncipe no había abandonado el palacio en ningún momento, ni siquiera para divertirse con alguna mujer. Él se había asentado en el cuarto de al lado de la habitación de Rhaenyra y la cuidaba día y noche. 

Para lo único que salía del palacio era para algunos deberes reales que él aún tenía, para tratar temas de seguridad del palacio ya que Viserys lo había dejado a cargo y para comprar algún regalo exuberante para Rhaenyra.

Pero ella no había podido acercarse a la princesa, porque cuando Daemon no estaba allí con ella, lo estaba Viserys.

Era una suerte tener aliados, porque no había podido asistir ella misma a ayudar a Ser Criston.

Él hombre había perdido una mano, y algunos decían que perdería el pie también.

Daemon y Viserys realmente se estaban ensañando con él, aunque nadie podía negar que se lo merecía.

Esa noche Viserys y Daemon estaban conversando en la habitación de Daemon y Alicent se encargó de escurrirse hacia los calabozos disfrazada de forma en que nadie la reconocería.

- Su majestad- dijo Ser Criston intentando hacer una reverencia- No he dicho nada, su majestad- dijo él y Alicent pudo mirar lo lastimado que él estaba.

Efectivamente había perdido una mano, y no había forma en que algún maestre pudiera curar su pie, perdería el pie también. Eso era un hecho.

La misma reina fue quién atendió las heridas de Ser Criston esa noche, y él no comprendía la amabilidad de la reina para con él. Entre las sombras, aterrada y temblando, Rhaenyra observaba la escena.

Alma perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora