Capítulo 19

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Hola a todos, y bueno gente, este es el capítulo final de esta historia. Me falta el epílogo, pero será muy muy cortito.

Le doy gracias a todas las personas que leyeron esta historia y que compartieron conmigo sus comentarios y que me aportaron ideas.

Esta historia es la primera historia que escribí de la casa del dragón y realmente estoy feliz de haberla terminado.

Gracias nuevamente a todos, besos y abrazos, los quiero mucho.


PD: Hay saltos temporales y cambio de ships que por obviedad notarán jeje.

Lady Laena Velaryon salía cada cinco minutos para calmar al príncipe Daemon que parecía nervioso, molesto y asustado afuera de la habitación de la habitación que él compartía con su esposa, la princesa Rhaenyra.

La princesa Rhaenyra había entrado en trabajo de parto hace más de 10 horas y todos en el palacio estaban nerviosos.

El rey se encontraba en los jardines, algunos decían que estaba rezando a los 7, otros decían que rezaba a los dioses Valyrios, pero a quien fuera que rezaba, solo esperaban que escucharan sus súplicas.

Las doncellas entraban y salían de la habitación con toallas y agua caliente, y de vez en cuando se escuchaban los gritos de la princesa, pero por más que el príncipe Daemon intentaba entrar, aquello estaba totalmente prohibido para los hombres.

- Maldita sea si no sé cómo está ella en unos minutos voy a entrar- dijo Daemon mirando a Laenor que estaba casi tan nervioso como él.

- Mi hermana sale a darte noticias de ella, cada cinco minutos, literalmente- dijo Laenor intentando calmar al príncipe Daemon- Ella estará bien, es fuerte, ya verás que estará bien.

Cuando Daemon estaba logrando calmarse, los gritos de Rhaenyra comenzaron a escucharse más seguidos, y él supo que no lograría esperar afuera sin entrar al lugar.

- Mi príncipe, está prohibido que los hombres entren a un parto- dijo uno de los guardias reales y Daemon tomó a hermana oscura entre sus manos.

- ¿Estás seguro de que deseas enfrentarme? - preguntó Daemon y el guardia real se hizo a un lado.

Daemon entró al lugar y a pesar de la mirada taladrante de la partera, él corrió al lado de su esposa.

Rhaenyra tenía los cabellos desordenados, sudaba y parecía asustada, había sangre en sus cabellos blancos y ella lo miró avergonzada.

- No deberías estar acá- dijo ella, aunque no podía negar que agradecía que él estuviera con ella.

- ¿Y dejarte sola? Ni lo sueñes- dijo él besando los cabellos de su esposa y ella tomó su mano mirándolo asustada.

- No puedo hacerlo tío- dijo ella, pero él no dijo nada por la forma en que lo llamó. De vez en cuando ella aún lo llamaba así.

- Puedes hacerlo cariño, claro que puedes hacerlo- dijo él sentándose en la cama y sosteniéndola por los brazos para que ella pudiera apoyarse sobre su pecho.

La partera le indicó a Rhaenyra que debía pujar, y Rhaenyra sintió las palabras de su esposo en su oído.

Él estaba con ella, ella podía hacerlo.

Pujó con todas sus fuerzas, y luego de unos minutos, su hijo había nacido.

Ella cayó sobre el pecho de su esposo, agotada y mirando que ocurría.

La partera tomó al bebe y cortó el cordón umbilical, entonces, ella le sonrió a la princesa y al príncipe.

- Felicidades mis príncipes, es una niña- dijo la partera y luego de limpiarlo, una de las doncellas la tomó para entregársela a la princesa.

Alma perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora