✶💎⋆｡˚ ⁞ CAPÍTULO CINCO˚.*ೃ rutina y aburrimiento ━━━━━━━━━━━━━━━
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
1989
LA CAÍDA DEL MURO DE BERLÍN había desestabilizado gran parte de HYDRA, puesto que muchas de sus bases se encontraban en el bloque soviético. La caída del muro significaba ante el mundo que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas había llegado a su fin y la vieja organización nazi (a pesar de ser un parásito que crecía cada día más en el bloque capitalista) temía.
Era el comienzo de la globalización y HYDRA debía seguir haciendo su trabajo desde las sombras fuera como fuera.
La gran desestabilización de HYDRA conllevó a que ya no estuvieran concentrados en lo mismo. Por un largo tiempo dejaron de hacer armas, puesto que no las necesitaban, dejaron de construir medios de transporte porque preferían dedicarse a idear técnicas de espionaje y, por sobre todo, estaban tratando de no ser descubiertos.
Ese año, 1989, no se atrevieron a congelar a Clover Ivanova debido a que esta al enterarse de lo ocurrido con el bloque soviético, tuvo la genial idea de crear dispositivos de camuflaje y algunos holográficos. Así que en ese mismo se encontraba en la Siberia Rusa, explicando su gran invento.
—¿A qué se refiere con holográficos? —preguntó un viejo comandante Wasikowská.
—Con estos dispositivos haremos que el mundo nos vea como nosotros queramos —explicó Clover desplazándose por toda la oficina en la que se encontraban los altos mandos de HYDRA, quienes la miraban curiosos y llenos de admiración—. Tendremos que ponerlos en puntos claves de la base y se camuflaran con en entorno. Por ejemplo, si alguien entra al bosque de Samokov y se acerca a la base, ya no verá una construcción de piedra, sino que... más y más bosque.
—¿Funcionan realmente bien? —preguntó uno de los generales de la habitación, logrando que la fría mirada de Ivanova se posara en él—, ya sabe, no sé si una mujer sea capaz de crear algo que nos proteja.
—¿Está dudando de mis habilidades, señor...?
—Isaev —respondió, ofendido de que la ingeniera no supiera quién era.
Clover resopló. Él debía ser el nuevo general de la base de Siberia. Había escuchado por ahí que era un arrogante, desconfiado e indolente hombre que estaba en ese puesto no por tener grandes habilidades, sino porque era amigo de un directos importante de HYDRA.
Simplemente un imbécil más para ella.
—Mire, general Isaev —comenzó a decir Clover con una sonrisa irónica—, llevo bastante tiempo trabajando aquí y no recuerdo ni una sola vez donde haya fallado en lo que se me pide. ¿Ven las armas que están en sus bolsillo? —preguntó mirando a todos los hombres de la habitación, quienes asintieron. Ella se acercó lentamente Isaev—, cada una de esas las hice yo, las cree e imagine yo, así que no venga a cuestionar mi trabajo, comandante, porque la siguiente arma que haga la probaré apuntando a su cabeza.
