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RUMANIA
LOS DÍAS EN EL MINIMERCADO eran realmente aburridos para Clover. Todo se basaba en ella sentada detrás de un pequeño cubículo donde recibía una boleta con el monto total de la compra del cliente, ella recibía ese dinero, daba vuelto si era necesario, timbraba esa boleta y se despedía de la gente. Eso. Todo el bendito día.
¡Yhei!
Para una mujer que estaba acostumbrada a la vida creativa, inventar nuevas cosas todos los días, soldar, martillar, correr de aquí para allá con un destornillador en la mano y dibujar las ideas que aparecían en su cabeza... Recibir dinero, guardarlo y dar de vuelta no era lo más entretenido del mundo.
Clover realmente odiaba su trabajo con el alma y, a veces cuando en las noches volvía a vivir en el pasado que le fue arrebatado, deseaba que Howard Stark estuviese vivo. Tal vez él les hubiese dado una mano y ahora podrían estar tranquilos con un trabajo decente en algún lugar del mundo.
A veces extrañaba a Howard, fue uno de los mejores amigos que le pudieron haber dado y que le arrebato antes de poder hacerle saber que estaba con vida. Así como Hans. Ahora que tenía ams recuerdos tenía claro que el también había velado por sus intereses cuando dijo esas palabras que no quería rememorar, pero al mismo tiempo tenía claro que... HYDRA cambia a las personas y que de todos modos él hizo lo posible para cuidarla y sacarla de ese basurero cuando tuvo la oportunidad.
Extrañaba tener amigos a veces. Al aparecer su yo actual quería ser más sociable.
Pero tenía a James. Bucky contaba como su compañero de piso, mejor amigo y ahora novio. De tan solo pensar en la palabra le daban ganas de reír.
Habían pasado bastantes semanas desde la vez que declararon oficialmente que eran una pareja y... Las cosas no cambiaron mucho la verdad. Él se estaba esforzando por mantener una relación estable y por demostrar un poco de más cariño, aunque la gran mayoría del tiempo Clover era la que tomaba la iniciativa y lo impulsaba a hacer cosas.
La mujer podía decir que se sentía radiante. No era que su felicidad dependiera de estar con Bucky porque realmente no era así, pero le encantaba estar con él. Le gustaba mirarlo, observar como sus ojos azules se mezclaban con los verdes de ella y podía ver todo tipo de emociones dentro. Era mágico. Le gustaba observar como fruncia el ceño cuando no entendía algo del siglo 21, como su boca se abría con sorpresa ante sus maravillas y como cambiaba su tono neutral a uno preocupado cuando se daba cuenta de que ella se había quedado mirando un punto fijo.
Escuchar su risa le recordaba los viejos tiempos y podía decir que por fin estaban cumpliendo lo que se habían prometido antes de aquella fatídica noche de 1944: Sobrevivir y comenzar una vida juntos.
