✶💎⋆｡˚ ⁞ CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO˚.*ೃ de vuelta al negocio ━━━━━━━━━━━━━━━
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AUSTRIA, VIENA
A CLOVER NO LE SORPRENDIA el hecho de haber tenido que quedarse encerrada durante toda una semana en la habitación de un hotel de Viena construyendo la bomba y una máquina capaz de dar un pulso electromagnético tan grande que fuera capaz de arruinar antenas de comunicación y electricidad, que Zemo le había pedido. El hombre le había dado todos los materiales que necesitaba y más para que pudiera trabajar tranquila. No se tenía que preocupar por que algo faltara o por salir en busca de materiales, pues él había tomado todas las precauciones para que evitara salir del hotel.
A pesar de todo lo que había pensado, Zemo en ese sentido no se diferenciaba demasiado de Wasikowská o Petersen. Ella no era nada más que una máquina creativa y manual que construía algo que probablemente sólo los beneficiara a ellos.
Las únicas veces que ella y el barón habían entablado una conversación fluida había sido cuando venía a revisar el progreso de su trabajo y la felicitaba por su excelente labor, por otro lado, pasaba la gran mayoría de su tiempo sola hablándole a sus herramientas para no caer en la locura.
El hombre parecía estar demasiado ocupado en su plan y sólo se preocupaba de ella lo suficiente como para que no se desmayara por la falta de alimento.
—En un par de días los ojos del mundo estarán puestos en aquella reunión de la ONU en el edificio de cristal que queda a tres cuadras —comenzó a narrar Zemo mientras caminaba de un lado a otro en la habitación de Clover, quien se encontraba ajustando los detalles finales de su creación—. Y por eso necesito saber si está listo lo que le pedi, señorita Ivanova. Llevo años planeando esto y no puede fallar. ¿Comprende?
La castaña asintió medianamente despreocupada y sonrió, la satisfacción era visible en su rostro.
Miró al Zemo con confianza y, entre sus manos enguantadas, levantó una pequeña, pero poderosa bomba que podía generar un daño inmenso en cualquier instalación y podía pasar casi desapercibida.
Los lentes negros de seguridad que tenía puestos no dejaban ver sus ojos por completo, pero incluso el hombre que no conocía hace mucho más de 2 semanas podía notar que brillaban: Ella estaba orgullosa de su creación.
—No tiene que seguir preocupándose. Está lista. La IVA-B4 está lista para ser utilizada sin ningún problema. No veo fallas, los circuitos están en su lugar —informó la mujer cada vez más animada—. Tiene un pequeño temporizador e hice un control para poder accionarla desde un radio de 1 Km, así que tiene tiempo para escapar antes de que haga... —la mujer imitó el sonido de una bomba emplotando y cuando terminó de hablar sonrió de manera brillante.
