4. Un compromiso

37 4 3
                                    

— No entiendo dónde está la gracia, señores— protestó Sakura con severidad, intentando hacerse oír por encima de las risas de los presentes—

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

— No entiendo dónde está la gracia, señores— protestó Sakura con severidad, intentando hacerse oír por encima de las risas de los presentes—. Considero que no es ningún despropósito que aprenda a disparar teniendo en cuenta que formaré parte de la expedición.

— ¿Y qué será lo próximo? ¿Que nos enseñéis a bordar?

Una lluvia de carcajadas eclipsó a la anterior y obligó a la muchacha a guardar silencio, impotente frente a la cascada de risas que la señalaban como objeto de burla. Sabía desde el principio que hacerse respetar entre las tropas no sería tarea fácil, pero debía reconocer que había ocasiones en las que la estupidez humana la sorprendía de sobremanera. Apretó los puños con fuerza en un intento de hacer acopio de fuerza de voluntad y tomó aire antes de continuar.

— Si no me equivoco, muchos de ustedes necesitaron un buen remiendo cuando volvieron de la última contienda— rebatió en respuesta al último comentario, haciendo caso omiso al nudo que la vergüenza y la rabia le comprimían la garganta—. De hecho, reconozco varias caras por aquí. 

Ella comenzó a pasar sus ojos esmeralda por los rostros de los presentes, silenciándolos en sus sillas a medida que iba perforándoles la conciencia con la intensidad de su mirada. 

— A usted le recuerdo perfectamente— dijo finalmente, resuelta y con la cabeza bien alta—. Vino con un torniquete en la pierna para evitar la hemorragia por la herida de una lanza. Yo misma le cosí la herida.

El aludido, un soldado que no debía de superar los veinticinco años, se puso en pie con dificultad, apoyando la mayor parte de su peso en la pierna sana. 

— Y siempre le estaré agradecido por ello, mi señora— respondió con una educada inclinación de cabeza.

Sakura le devolvió la sonrisa.

— También le recuerdo a usted— añadió la muchacha, dirigiéndose aquella vez a un militar más veterano—. Tenía la punta de una flecha incrustada en la femoral. Si la hubieran extraído en el campo de batalla, hubiera muerto desangrado. 

El hombre imitó al primero, poniéndose en pie y quitándose el tricornio para mostrar sus respetos a la chica.

— Me salvó la vida.

— A ese señor le vendé un brazo. Al que está sentado al fondo, le emputamos dos dedos gangrenados del pie. Al de ahí le curé una herida mal suturada—. Entonces se detuvo para dirigirse al hombre que los había estado observando en silencio a todos desde la tribuna—. También recuerdo su rostro, general.

Gaara, que había optado por mantener una actitud observadora desde que la petición de la muchacha había desatado la polémica en la sala, sintió cómo el tono ácido de la chica comenzaba a carcomerle la conciencia.

Ahora entendía por qué su padre lo había advertido de que incorporar a una mujer al servicio militar podía ser una insensatez. Sobre todo si se tenía en cuenta que ceder ante una petición tan absurda como permitirle ejercer en el frente y portar un arma, podría mermar la confianza que sus hombres habían depositado en él. Y Sakura Haruno no era precisamente una mujer a la que se pudiera persuadir con facilidad.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jan 04, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

𝐒𝐚𝐥𝐯𝐚𝐣𝐞 [SasuSaku]Where stories live. Discover now