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Narrador omnisciente.

La sensación de calidez de sentir un cuerpo más a su lado, el sentimiento de seguridad que despertaba en ella cada sentía el fuerte abrazo de Jennie al alrededor de su cuerpo, la felicidad fluía en su corazón cuando sentía la respiración de la castaña en su cuello, el abrumador pero correcto sentir de que su lugar era con Jennie Kim.

Lisa miraba atentamente a la castaña dormida, con una sonrisa boba en su rostro queriendo memorizar todos los detalles de su perfecta y nivea piel, desde el pequeño lunar bajo su ceja hasta sus bonitos y suaves labios. La Pelinegra suspiro cual adolescente enamorado y se acurrucó más contra el cuerpo desnudo de su novia.

Se sentía tan afortunada, el no había uno de sus mejores días y agradeció mucho que Jennie la haya estado a su lado y a pesar de que la vio en un estado tan vulnerable y hasta un poco vergonzoso, su novia no hizo más que sujetar su mano y sonreírle y Lisa supo que todo estaría bien.

— ¿Que es lo que vez cuando me miras?— Pregunto Jennie todavía con los ojos cerrados y sonriendo, su voz sonaba ronca y adormilada pero eso no quitaba el peso de su pregunta.

¿Que es lo vemos cuando posamos nuestros ojos en nuestra persona especial? No hablo solo de nuestra pareja, si no aquel que tiene mucha importa, verdadera importancia en nuestro diario vivir. Muchos tienden a llegar a la dependencia de otra persona, cuando ciertamente eso no es sano, muchas veces esa dependencia nos hace ver a otros como Dioses, cómo angeles, cómo aquello que se aleja muchísimo de la realidad.

Pero cuando es amor de verdad podemos ver algo verdaderamente especial porque cuando es amor no vemos algo lejos de nuestra realidad, no vemos a la persona que nos idealisamos sino a ella como es.

La ve a ella, Lisa la ve a Jennie cómo una gran mujer, una persona realmente valiosa y llena de cariño. Una mujer que merece ser amada, cuando la mira solo puede ver felicidad, Jennie es su felicidad, pero Jennie también es la persona que le está entregando su corazón con mucha confianza.

— Te veo a tí.— Lisa dió un toquesito en la nariz de la contraria sacando una adorable risita.— Eres maravillosa Jennie.

— Tu eres perfecta.— Jennie no necesitaba que la pelinegra le dijera todo lo que pensaba, porque cuando vio los ojos de Lisa llenos de admiración y amor supo que las palabras sobraban. Y eso era algo verdaderamente envidiable en su relación, esa bonita complicidad y química entre ellas.— Tenemos que levantarnos las niñas no tardarán en despertar y necesitas irte antes que la cumpleañera despierte.

— No se pueda hacerlo, mi bebé estará muy triste.— Lisa hizo un puchero.

— Linda tienes que ser fuerte, si queremos que el plan funcione. Yo tampoco quiero ver esa adorable carita triste pero solo tenemos que pensar que será por unas horas.— Esa noche habían optado por dormir en casa de Lisa, al igual que la noche anterior.

— Mi Chewy estará muy triste.— se volvió a quejar la pelinegra.

— Trataré de distraerla lo mejor posible mi amor, y tú solo enfócate en preocupate en prepararle la mejor fiesta de cumpleaños número 6 a esa preciosura.— Jennie beso con delicadeza el puchero de su novia.— Una ducha juntas.

— Me encantaría pero tengo que salir de aquí antes de que salga corriendo a cantar feliz cumpleaños a la habitación Tzuyu.

Se besaron una última vez antes de que Lisa se tuviera que ir con Nayeon a Comprar los últimos adornos para el cumpleaños de la hija mayor de la pelinegra.

Ese día Jennie estaría a cargo de los niños hasta las 4 de la tarde cuando se suponía que debían volver a casa de Lisa.

Así que luego de un rato aquí estaba la castaña ya vestida con unos simples vaqueros y una camisa negra que llevo la noche anterior frente a la puerta de la pequeña Yuqi.

Velocidad [Jenlisa] G!PWhere stories live. Discover now