El sándwich

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Prólogo: Cuando Tony va a prepararse un sándwich a la cocina, no se imaginó terminar en una conversación tan profunda con Bucky.

Word count: 737

Bucky estaba sentado en una de las banquetas que habían en la isla de la cocina, con un plato de cerales con leche y una taza de chocolate caliente, ambos intactos.

El soldado estaba viendo hacia sus manos juntas con el ceño fruncido, pensando y pensando.

–Buenos días, Terminator.–Le saludó Tony entrando en la cocina y dirigiéndose a la máquina de café para preparar uno.

–Hola...–Le saludó de vuelta en voz baja.

–¿Todo bien? ¿No tienes algún comentario con el que contraatacar de vuelta?–Le preguntó sacando cosas del refrigerador para prepararse un sándwich en la isla de la cocina frente al soldado.

–No... hoy no.

–A ver. Cuéntame. Qué es lo que te pasa.–Le dijo echándose un trozo de queso a la boca.

Bucky le quedó viendo con el ceño fruncido, para después levantar una ceja como si no creyera lo que estaba oyendo.

–Vamos, Barnes. Es una oportunidad única. Tal vez pueda ayudarte.

–¿Tú quieres ayudarme a mi?–Le cuestinó apoyando la espalda atrás en el respaldo, cruzándose de brazos.

–Que sí, hombre. Habla antes de que me arrepienta.–Le aseguró mientras seguía buscando cosas para su gran sándwich.

–Es que no lo sé... es solo que... tu sabes que T/N y yo no somos muy amigos.

–Quién no lo sabe.–Rodó los ojos recordando todas las peleas y discusiones que Bucky y tú han tenido.

Realmente no saben porqué, pero el soldado y tú nunca han podido llevarse bien. Siempre peleando por las cosas más pequeñas e insignificantes, molestándose mutuamente, y más.

Aunque también es verdad que había una tensión única entre ustedes dos.

–Bueno. La verdad es que en realidad no la odio. Digo... solo actúo así con ella porque ELLA es así conmigo. Pero nunca la he odiado, o eso creo...–Le explicó apoyando ambos brazos en el mesón.

–Ajá... ¿y qué es lo que sientes por ella? ¡Uy mira, aceitunas!

–Pues...–Se rascó la parte de atrás del cuello con la mano derecha, de pronto sintiéndose más nervioso.

Tony le quedó viendo mientras se apoyaba en el mesón de atrás de donde estaba, comiendo las aceitunas que encontró.

–La chica te gusta.

–Sí... si la verdad es que me gusta. Y mucho. Pero parece ser que no es mutuo.–Soltó un suspiro y volvió a apoyar ambos brazos en la isla.

–Sí es que era muy obvio. Debería de dedicarme a leer las cartas o algo porque esto me lo olía hace muchísimo tiempo. ¿Y qué planeas hacer entonces?–Le preguntó dejando las aceitunas junto a su sándwich a medio terminar, tomando su taza de café para beber un poco.

–Bueno... quizás debería dejar de... d-de actuar como si la odiara. Debo dejar de fingir que la odio y confesarle—. Le iba explicando, pero Tony le interrumpió.

–¿Qué le vas a confesar?–Le preguntó acercándose nuevamente a su sándwich para seguir haciéndolo, dejando su taza de café a un lado.–¿Cómo puede ser tan complicado hacer un simple sándwich?

–Debo confesarle cuánto me gusta. Lo hermosa que es, lo mucho que ilumina mis días, lo feliz que me hace estar con ella, que amo sus locuras y los temas de conversación tan extraños que tiene... aunque a veces me estrese y me den ganas de callarla... pero con un beso...–Rió en la última parte como bobo enamorado.

–Vaya pero que fuertes declaraciones, Barnes.–Dijo fingiendo sorpresa y rodando los ojos, dándole un mordisco a su sándwich, pero todo lo que le puso, se le cayó en el plato.–¡Oh por favor!

–Vamos Tony, tu preguntaste.

–Sí, pero no me esperaba todo esto. La verdad es que siempre pensé que no tenías sentimientos.–Le dijo tratando de volver a armar su sándwich.–Pero yo te apoyo, Terminator. De verdad que sí. Y si necesitas ayuda con algo de esto, yo puedo prestarte mis servicios como casamentero y cupido. Siempre y cuando me mantengas al tanto de cómo va el chisme. ¿Sabías que tengo el permiso legal para oficiar bodas y unir a parejas en sagrado y hermoso matrimonio, hasta que la muerte los separe?

Bucky rodó los ojos tomando sus cosas sin empezar, bajándose de la banqueta y caminando en dirección a su habitación por el pasillo.

–¡Gracias, hombre de hojalata!

Bucky Barnes OneShots e ImaginasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora