Capítulo 6: Mi Decisión

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Acababa de anochecer cuando unos toques en la puerta y la voz de los guardias indicando que abrieran se escucharon. 

Delice fue a cumplir la orden. A penas la había abierto un poco cuando la persona del otro lado la terminó de abrir de golpe, asustándola y obligándola a echarse para atrás para evitar ser atropellada.

- ¡HERMANA!

- ¡Hermanita!

Evely saltó sobre mi cama para abalanzarse sobre mí, envolviéndome en un fuerte abrazo, llorando a más no poder. Pese a lo adolorido que se encontraba mi cuerpo sentir la calidez que me transmitía me reconfortó. No esperaba verla tan pronto.

- ¡Cuidado, mi pequeña! Tu hermana está muy lastimada. - intervino Pix con preocupación. Desde que cambió de turno con la Vizcondesa Marsha para que ella fuera a cuidar de su esposo, el anciano se mostró sobreprotector conmigo.

Evely dejó de abrazarme para abrazar también a Pix y chilló. - ¡Abuelito!

El anciano soltó un suspiro devolviéndole el abrazo con una sonrisa. Acariciando su cabeza, preguntó. - Estabas muy preocupada, ¿No es así, Evely?

La chica se sorbió los mocos. - Cuando vino la escolta no sabía que estaba pasando. Solo me dijeron que debían llevarnos a Ian y a mí al palacio imperial rápido. Estaba muy nerviosa y asustada. Me preguntaba si estábamos en problemas o si ustedes estaban en problemas. - sus ojos se llenaron de lágrimas. - Fue cuando llegamos al palacio que me contaron lo que ocurrió.

- No quería preocuparte, Evely.

- ¡No es tu culpa! No entiendo, ¿Cómo es posible que alguien quisiera hacerte algo malo? ¡Eres tan buena, hermana! - protestó con rabia.

"¿Yo? ¿Buena?" Un sentimiento de culpa se instaló en mi corazón.

- ¿Y dónde está el pequeño Ian? - preguntó Pix.

Mi corazón se sobresaltó. - ¡Mi bebé! ¡¿Dónde está mi...?! ¡COF COF!

El anciano acarició mi espalda indicándole a Evely acercarme la taza de té en mi mesita de noche. Ella, muy asustada, obedeció ayudándome a tomar el cálido líquido.

- ¡No te preocupes! Ahora está con mamá y papá. Fui a verlos primero y lo dejé con ellos. - su rabia flaqueó para mostrar una expresión llorosa. - Papá se ve tan mal.

Apreté mis dientes y labios con fuerza. 

Tomé la mano de Evely para tirar de ella hacia mí, envolviéndola en mis brazos. No tardó nada en hacerse bolita en mi regazo. Seguía siendo una niña de 16 años y necesitaba ser consolada como tal. Verla tan destrozada hizo que mi sangre hirviera.

"No tengo idea de quién mando a esos hombres; pero juro que me las pagará muy caro."

Cuando Evely se tranquilizó fue junto con Pix a la habitación de nuestros padres. Coincidimos en que ella tomara el turno de noche para cuidarme y que traería a Ian. Un bebé tan pequeño, de apenas un mes, necesitaba de su madre.

Delice me ayudó a sentarme sobre el respaldo de la cama, colocando una almohada en mi espalda para estabilizarme. - Alégrese, Lady Rashta. Su hijo estará aquí en cualquier momento.

- Sí. - le respondí con una gran sonrisa.

Fue cuando la puerta fue abierta de imprevisto.

Los guardias tenían prohibido dejar a alguien entrar sin antes llamar a la puerta. Eso quería decir que la persona que iba a ingresar tenía el poder suficiente para irrumpir en la habitación sin permiso. Fue por eso que al ver entrar a un hombre portando una elegante armadura, con una larga capa verde oscuro y un cubre bocas negro cubriendo la mitad de su rostro supe que era alguien importante.

¡¿Soy Rashta?!Where stories live. Discover now