1. MEJORES AMIGOS

205 7 8
                                    

El despertador hizo su función un día más, lanzar pitidos hasta que ese chico presionase el botón, eso es lo que pasaba todos los días en aquella casa, en aquella ciudad, en aquel país, en aquel mundo.

Se abrió la puerta de aquella habitación.

- Buenos días dormilón, el despertador ya ha sonado, lo sabias, ¿no? – dijo aquella chica que vivía en esa casa. Su voz sonaba muy ronca, no obstante, tenia unos 12 años de edad. Su pelo era muy moreno y sus ojos de un marrón muy café.

- Buenos días Sara – respondió el chico, aún desde la cama – ve bajando a desayunar, enseguida iré yo.

Sara asintió con la cabeza y salió de la habitación, se dirigió a la cocina y se sentó en un taburete que estaba al lado de una encimera. En la cocina, estaba su madre, hablando por teléfono, pero en cuanto vio a su hija ahí sentada colgó el móvil y se fue a atender a la muchacha.

- El desayuno está ahí hija – indicó la mujer – ¿Dónde está Byron?

Sara se puso a desayunar mientras escuchaba a su madre hablar. Esta, había preparado 4 tostadas, 2 para cada uno, junto con un cola cao.

- Byron esta arriba, se estaba vistiendo – respondió la chica.

- ¡Byron! – gritó la madre – ¡cómo no bajes y desayunes ya vas a llegar tarde a la escuela cielo!

El chico se dio prisa y bajo las escaleras de la casa lo más rápido posible y cuando llegó a la cocina, hizo lo mismo que Sara antes y se sentó en el taburete. La madre le indicó lo que tenia que comer y se puso manos a la obra.

- No tardéis mucho, que no quiero que lleguéis tarde – apresuró la mujer.

- ¡Ya hemos acabado! – exclamaron al mismo tiempo Sara y Byron.

La madre les señaló dos bolsas a cada uno.

- ¿Veis esas bolsas? – preguntó retóricamente – esos son vuestros desayunos para el recreo, son un sándwich de jamón y queso para cada uno, espero que os guste, los he hecho yo misma.

- Gracias Nani – respondió Byron con una sonrisa.

Enseguida lo tres se pusieron en marcha y se fueron hacia el coche para que Nani pudiese llevarlos a la escuela.

Cuando llegaron se despidieron de la madre y entraron al colegio y se fueron los dos juntos al aula que les tocaba. Se fueron a sentar a los sitios que tenían asignados que, por suerte para ellos dos, se sentaban juntos. El profesor apareció por la puerta y todos los alumnos se sentaron en sus respectivos sitios.

- Buenos días chicos y chicas – anunció el profesor – voy a pasar lista y mientras yo lo haga vosotros podéis ir sacando vuestro material como todos los días.

Sara y Byron se pusieron a hablar por lo bajo mientras sacaban sus archivadores y libros.

- Oye Byron, creo que nunca te lo he preguntado, pero, ¿tu sabes quienes son tus verdaderos padres? o ¿tienes idea de algo de tu familia biológica? – preguntó Sara.

- Pues la verdad es que no – confesó el chico de cabello largo rubio – solo se que tengo estos increíbles brazaletes y que con ellos puedo hacer grandes cosas.

- Si quieres podemos investigarlo, si te apetece, juntos.

- Me lo pensaré – respondió Byron a la propuesta de Sara - ¿sabes? Me alegro de que seas mi mejor amiga Sara.

La chica sonrió.

- Yo también me alegro de que seas mi mejor amigo Byron.

Los dos sonrieron y después de sacar todas las cosas necesarias para empezar la clase Sara se dirigió a Byron y le dijo:

- El otro día escuché a mamá y a papá hablar sobre algo que me llenó de inquietud.

- ¿De qué se trata? – preguntó el chico intrigado por saberlo.

- Oí como hablaban de algo de mudarse – dijo Sara – y no creas que lo oí bien, tal vez lo escuché mal, no te preocupes a lo mejor es mentira.

Byron se quedó de piedra al oír lo que estaba diciendo su amiga, las manos le empezaron a sudar mucho y sentía escalofríos. Sara se dio cuenta de la situación de su amigo y le dijo algo más:

- Escúchame, sea a donde sea que nos vayamos, tu y yo estaremos juntos, eso es lo que importa – consoló la chica al pobre Byron – nos tendremos el uno al otro.

El chico de cabello rubio se calmó un poco al escuchar a su amiga. La idea de mudarse no le gustaba para nada a Byron, cambiarse de casa, y de zona o de ciudad o incluso peor, de país, esa idea que se le pasaba por la cabeza a Byron no le gustaba nada.

- Sara y Byron – interrumpió la conversación el profesor – la clase va a comenzar, así que os ruego silencio, gracias.

Los chicos se disculparon y comenzaron con la clase, aunque les va a costar concentrarse por la "noticia" que ha pronunciado Sara.   

Byron Love - La Espada PlateadaWhere stories live. Discover now