14. EL DESENLACE DEL CONFLICTO

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- Reconozco que lucháis muy bien – felicitó Bailong – pero, aunque seáis vosotros dos, no podréis hacer nada.

Strange y Candela estaban preparados para luchar juntos contra el dios malvado, estaban convencidos que si peleaban juntos podían conseguir la victoria.

Esta vez era Walker quien atacó primero con otra de sus super técnicas. Saltó muy alto y generó energía en forma de dragón. Y se lo lanzó a ellos.

- ¡¡Rizo del dragón!! – pronunció para realizar el ataque.

- ¡CUIDADO! – advirtió el hechicero.

El doctor creó un escudo gigante para proteger a los dioses y a si mismo con un hechizo. El dragón impactó en el disco naranja de Strange y éste intentó resistir, pero era muy fuerte.

En ese momento Claude se despertó y vio a su maestro que estaba sufriendo.

- El maestro hace todo lo posible para que nosotros estemos sanos y salvos – dijo Beacons – yo también quiero ayudar, yo también quiero que mis hermanos estén a salvo. ¡Allá voy!

El dios del fuego se puso su anillo doble y se posicionó junto a Strange. Hizo lo mismo que el doctor, un escudo para detener el ataque de Bailong Walker.

- Juntos podemos maestro – dijo el aprendiz, convenciéndole de que podían conseguirlo - ¡Adelante!

- De acuerdo Claude – respondió el Hechicero Supremo - ¡¡VAMOS!!

Beacons y Stephen lo lograron, no solo detuvieron la super técnica de Bailong, si no que se la lanzaron al dios. Éste no se esperaba aquello e intentó pararla, pero era muy fuerte.

- Al devolver la super técnica hemos incrementado más poder sobre ella, no podrá hacer nada – dijo Strange.

Bailong intentó pararlo, pero tenía mucha energía y era difícil. El rizo del dragón impactó a su propio dueño y este cayó al suelo destrozado.

- Es nuestra oportunidad.

Bryce y Byron se levantaron y los cinco se pusieron en frente de Walker.

- Estás acabado Bailong – dijo Terumi – no podrás vencernos.

- Aún no me habéis derrotado – dijo el hombre mientras se levantaba.

Strange sacó su espada, la última vez que el doctor hizo eso, Walker se asustó y se fue de allí. Esta vez también se asustó.

– Sigo sin saber cómo es que tienes eso, pero no me importa – dijo Bailong.

Byron, Claude y Bryce fueron a atacarle a la vez. El hombre esquivaba todos los puñetazos y patadas que recibía. El dios era muy rápido y era difícil derrotarle. Entonces se unió Strange, empuñando la espada que le dio la madre de Terumi.

Era un uno contra uno, Walker creó con su energía una especie de espada más pequeña para combatir la del doctor. La pelea era reñida y los dos luchaban de igual a igual.

– ¿Dónde habrá aprendido Strange a manejar así la espada? – dijo Candela.

Nadie respondió a esto, todos estaban expectantes ante aquel acontecimiento que estaba ocurriendo en el instituto de los chicos.

En un momento de la pelea, Strange estaba perdiendo, Walker dominaba la batalla.

– ¡¡Maestro!! – exclamó Claude, que estaba preocupado por el hechicero.

Ante esta situación, Byron decidió actuar.

– Debo ayudarle – dijo el dios Afuro.

– ¿Estás loco? – advirtió Bryce – si vas tu solo morirás.

– ¿Quién ha dicho que vaya a acercarme? – dijo mientras sonreía.

Los demás no entendían lo que quería decir Terumi, ¿qué era lo que Byron pretendía hacer? ¿Cuál era su plan?

En ese momento, el dios Afuro se elevó en el aire y le salieron alas de la espalda.

– No puede ser – se impresionó el dios del hielo – lo está logrando.

Byron creó una gran esfera de energía y sus alas crecieron más, y moviendo los pies lanzó la gran bola hacia Bailong.

– ¡¡Sabiduría divina!!

Stephen se apartó de Walker para que la esfera le impactase al dios. Y el plan de Terumi fue todo un éxito, la super técnica le alcanzó a Bailong. Después de eso, su cuerpo no estaba por ninguna parte, había desaparecido.

– ¿Bailong ha muerto? – preguntó Candela.

Strange la miró a ella y después vio el paisaje, la escuela estaba destrozada y también algunos edificios cerca de allí. La pelea había causado muchos desperfectos en la cuidad.

– Bailong ha muerto – respondió el hechicero.

El dios ya no iba a causar más mal en la cuidad ni en el planeta, no obstante, ha habido muchos heridos inocentes. Eso era algo que a Stephen y los demás les preocupaba. 

Byron Love - La Espada PlateadaWhere stories live. Discover now