Capítul◌ 4.

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Ya con todo listo y guardado decidió ponerse algo cómodo, como su gorra, una polera oscura para adecuarse al ambiente y el pantalón que usaba desde que entró.

"¡Y así con todo pronóstico, Axozer superó la primera prueba de vuelo!", escuchó viéndose obligado a ver un segundo más la televisión, y cómo el propio chico bicolor sonreía feliz por su posición en primer lugar.

Tomó el control y apagó la televisión, no sé diferenciaba mucho del mundo... humano, solo que aquí todo era muy liberal y extremista, hace nada trató de cambiar el canal, devolviéndose cuando hubo una muerte directa por aplastamiento.

Con todo lo necesario encima decidió explorar ese lugar y buscar a más personas como él, necesitaba un descanso ya que el circo abriría en la próxima temporada de primavera, ya que al llegar invierno tan repentinamente después de esa lluvia casi nadie salía de casa, aprovecharía ese tiempo para aprender.

Caminó hasta el ascensor nuevamente, viendo cómo se abría y de éste salía una chica, muy linda a sus ojos.

—Oh, hola, creo que te ví en las audiciones, ¿no? —le sonrió, Juan trató de recordar viendo su rostro unos segundos.

—Supongo... soy Juan.

—Yo Ari, ¿no te parece algo extraño todo ésto?

—Esto es totalmente extraño la verdad, pero... —hizo una pausa—, no sé, supongo que nos acostumbraremos.

—Eso espero, el saber que al menos aún puedo "subir" me hace sentir algo mejor —rió bajo, Ari volteó a su habitación y luego a él—. Ya que vivimos cerca, si en algún punto te gustaría hablar o platicar sabes que puedes contar conmigo.

—E-eh, sí claro y tu conmigo —le sonrió nervioso antes de que se fuera, prefiriendo voltear e irse para no parecer un acosador.

Presionó el primer piso y esperó a que las puertas cerraran, espantándose cuando algo dorado de atoró en ambas puertas.

Se pegó a la pared derecha cuando un hombre con piel y cabellos dorados entró, se vió tan opacado por la presencia que prefirió quedarse allí hasta que el otro se dió cuenta.

—Oye pero si es la primera vez que te veo por aquí —la voz rasposa no quitaba lo amable que sonaba, haciendo que Juan se relaje—, ¿eres del señor Auron?

—Soy un trabajador del circo —por la mirada confundida bufó—. Sí, soy del señor Auron.

—Oh, vale, es un placer, yo soy Carola, un vikingo amante del oro que tiene un bar en éste hotel y allá arriba, solo que nadie lo sabe más que los adolescentes que se quedan hasta muy noche —le explicó, Juan creyó reconocer eso cuando sus amigos insistían en quedarse allí hasta tarde cuando él solo quería volver y practicar.

—Me llamo Juan, y... ¿si es un vikingo cómo maneja tan bien el español?

—Llevar aquí casi 2500 años me hizo venir hasta esta parte de los círculos, haciendo compañeros y bueno, digamos que lo manejo bastante bien, de hecho planeaba ir a ver a quien me enseñó, ¿quieres venir?

—Quien... sí, sí que quiero —asintió rendido, cuando las puertas se abrieron lo siguió.

—Perfecto, por cierto éste es el comedor —vió a un costado saludando a una chica/señora de cabello rubio con piel roja y ojos amarillos y rojos— ¡Edurne! Qué tal estás chica.

La misma le devolvió el gesto, ahí todos parecían ser amables al menos.

Juan empezó a preocuparse por la parte exterior, en especial por lo visto en la televisión.

El circo ┊ 𝗰!spruan.Where stories live. Discover now