Capítul◌ 22.

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Empezaba el plan.

—No sé por qué cojones te hago caso —simuló molestia Luzu viendo al oso castaño que rió pasando un brazo por sus hombros.

—Porque me quieres.

—Ni en tus putos sueños, Rabis —ambos rieron y el príncipe demonio se separó—. Solo ayudaré un poco, luego tengo que hacerte un par de preguntas.

—No sé qué más me preguntarás si después de todo todos saben lo que pasó.

—¿Estás confirmándolo todo? —el asentimiento orgulloso de Rubius lo hizo reír en seco—. Eres sopa de veneno.

—Sí, sí, lo que digas mi buen Lucio.

Luzu rodó sus ojos y vió la pequeña casa antes de ir detrás de ésta justo donde se encontraban ambos jóvenes, al parecer más tranquilos que antes.

Vió una última vez el polvo de una distinguida planta en su mano, polvo que hizo unos segundos atrás. Luzu era un experto en pociones y eso Rubius lo sabía, por eso es que tomó el riesgo en pedirle su ayuda, y ni él mismo sabía cómo logró convencerlo.

—¡Hola chicos, ya he vuelto y miren a quien traigo conmigo!

Ambos, mago y oso voltearon a la vez viendo a un chico alto, emo y con cuernos.

Además de ojos rojos.

—¿Y es? —preguntó Spreen no muy seguro.

—Soy Luzu, sólo díganme Luzu —sonrió leve creyendo verse inofensivo, hasta que Juan se concentró en él y lo vió más detenidamente.

—¿Luzu?¿Tú no eras un príncipe?

Su plan se vió fallido cuando el mago se dió cuenta de su mentira y falso disfraz de "persona random".

—Y así es, pero también es el que nos hará las preguntas y graaaan amigo mío —sonrió Rubius orgulloso tras esas palabras, el hechicero empezó a preocuparse más—. Juan, vas primero.

El chico se levantó del suave pasto y limpiando un poco lo que llevaba encima caminó hasta llegar con el demonio que le dió una indicación de ir al frente de la casa, a vista ciega de los otros dos.

—Bien, supongo —ladeó su cabeza no muy seguro siguiendo la silueta del otro que tan pronto como llegó colocó una mano en su nuca— ...¿Okey?

—Protocolos —mintió viendo su mano limpia de cualquier tipo de polvo, había funcionado bastante rápido.

Juan empezó a sentirse extraño, más que un dolor era una sensación: todo a su alrededor parecía tomarse mucho más en cuenta, incluyendo las voces y sonidos.

»—¿Estás bien? —preguntó el chico frente a él, cuando nuevamente tuvo su atención completa, asintió—. Bien, creo que primero entrevistaré a Spreen porque contigo debe ser una sesión larga, eres el humano mago que trajo Auron y el mismo que trajo a Rubius, ¿cierto?

—Eh, sí, perdón por eso les juro que no sabía nada y solo se dió —encogió sus hombros no muy seguro de lo que podría decir el demonio.

Ajeno a todo, Luzu vió su sombrero extravagante algo extraño, entrecerró sus ojos preguntándose dónde lo vió antes y finalmente suspiró sonriendo.

—Ya hablaremos de todo eso, ¿puedes llamarlo hasta aquí?

Juan asintió y dió pasos atrás antes de asomarse por el pequeño monte-casa viendo a ambos osos.

—¡Oye, Sp-

Se quedó en silencio luego de escuchar la risa del oso por las cosquillas que había empezado a hacer Rubius, se sintió entre incómodo y con una sensación agradable, caminó más decidido hasta ellos. Rubius paró y esperó a que Spreen se calme.

El circo ┊ 𝗰!spruan.Where stories live. Discover now