Capítul◌ 5

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Volteó en todas direcciones por la nueva voz, retrocediendo para ver el "tejado" de tierra o final del monte en el que se encontraba alguien viéndolo.

—Spreen, aquí estabas boludo te ando llamando hace media hora, sabes que nunca vengo caminando porque es muy largo —habló con enfado Betra reprochándole.

—Pero si ni ha sonado la maldita alarma, que me decís —señaló la campana a un costado suyo, estaba caída.

—Ese pájaro de mierda de nuevo quemó la pita —se lamentó tomando la campana en manos.

Durante toda la charla Juan se dió cuenta de dos cosas: era un humano con orejas de oso, y tenía gafas de sol.

Supuso que por el cabello y orejas negras sería el oso que tanto buscaban, cuando se dió cuenta que lo estaba viendo y luego al balde que traía, bajó resbalandose por la forma ovalada que tenía, limpiando un poco el pantalón oscuro que llevaba.

—Dámelo —tomó también el balde, Juan sin mucho esfuerzo lo soltó, no quería problemas con alguien que aunque fuera más delgado, era más alto.

Hizo una mueca cuando la conversación se cortó allí—. Al menos un "gracias".

—Chupame la pija —le respondió pidiendo igual el balde de Mariana, aunque a comparación suya, este era más alto.

No había caído en cuenta de la diferencia de tamaño entre ellos dos, quizá hacer unos cuántos ejercicios para subir de altura no vendrían mal.

Cuando los cuatro se quedaron en silencio, escuchando a Betra lamentarse de tener que volver a traer una cuerda hasta aquí, Spreen vió a ambos mejor.

—¿Son nuevos?

—Sí, de hecho sí, yo... soy el nuevo mago o eso espero, y el es un domador de animales.

Spreen volteó a ver a Mariana primero, quien solo le sonrió.

—¿Vos también usarás bozales?

—No, no —negó rápido con la cabeza y las manos—, yo solo quería venir aquí y verlos, que ahora que lo pienso, tú tienes orejas, a poco.

Spreen lo vió, analizandolo unos segundos más dió pequeñas palmadas en sus brazos en modo de bienvenida a ese lugar.

—¿Y vos sos mago? —esta vez, por ninguna razón especial se notó más reacio la decir eso.

—Sí —alargó la "í", pensando en qué decir por ese comportamiento—. ¿Tienes algún tipo de problema con los magos?

—No, solo pregunto —encogió los hombros yendo con Betra.

En esa media vuelta se percató de algo más, había una cola sobresaliendo, y no es porque normalmente viera ahí abajo, solo que fue lo que llamó la atención y... mejor dejaba de pensar.

—Oye Juan —Mariana lo llamó, Juan le vió y este le preguntó:—. ¿Y el puerco?

A Juan se le bajó la presión entonces, buscó por todo lado a su pequeña mascota y mejor amigo, empezando a decir: ¡Puerco! Mientras lo buscaba con ayuda del más alto.

"Mierda Juan, no puedes adoptar ni a un cerdo porque se te anda perdiendo", se reprochó a sí mismo hasta que lo escuchó hacer un pequeño sonido nasal, volteó hacia donde se escuchó y fue hasta él.

Dudó antes de agarrarlo, Spreen estaba hablando con Betra y su cerdo estaba sobre su cabeza, aprovechando que su cabello era revoltoso parecía un nido. O al menos esa fué la única conclusión a la que llegó.

Apretó su puño soltando uno por uno sus dedos antes de tomar valor y acercar su mano.

Antes de poder alzarlo, Spreen vió la sombra, volteando de reojo hasta tomar su muñeca.

El circo ┊ 𝗰!spruan.Where stories live. Discover now