3-Espejos

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Llegué a la Casita, y me diríji a la guardería.

Di tres golpecitos en la puerta, y luego de unos segundos, Mirabel abrió.

-Hola, Dolores- Dijo Mirabel con una sonrisa -¿Qué sucede?-

-Hola Mira, necesito qué cuides a Antonio, por favor- Le respondí con rapidez, y le entregué a Antonio en sus brazos.

-De acuerdo... ¿Por?- Preguntó, y frunció el ceño con preocupación.

-El señor Lopéz quiere... Echar a Antonio del Encanto...- Dije, murmurando lo último.

Y el rostro de Mirabel se lleno de pánico.

-¿¡Qué?! No... ¡No! Pero... ¡No pueden llevárselo! ¿¡Porqué quiere eso?!- Respondió Mirabel con desesperación, parecía qué le iba a dar un ataque de pánico, y caminaba en círculos.

-Mirabel, calmáte, no se lo van a llevar- Le dije, intentando tranquilizarla- Mamá no va a permitir qué le hagan nada.

-Pero... ¿Estás segura?-

-Segurísima- Respondí con confianza.

-Bueno... Voy a llevar a Toñito a la cama- Susurró- Adiós- Dijo, y cerró la puerta.

-Adiós...-

Salí de la Casita, y encontré a Camilo en el camino.

Parecía preocupado.

Me acerqué a él, y lo saludé.

-Hola, Milo- Lo saludé, llegando de sorpresa.

Y él se sobresaltó, mutando en varios personas, pero fueron personas extrañamente específicas.

Primero en mamá, luego en papá, luego en Antonio, la abuela, y yo.

Pero la última persona en la qué mutó revelaba el porqué de su preocupación.

El señor Lopéz.

Parecía triste, asustado, preocupado, exaltado, angustiado, nervioso... No sabría decir con exactitud qué emoción reflejaba exactamente su rostro.

-Hola, Dolores- Dijo él al segundo, volviendo a ser él mismo, pero había algo raro en él, en su cara había aparecido otra emoción, algo diferente.

-¿Estás bien? Parecías preocupado- Dije, y juro qué vi cómo sus labios temblaron, cómo si estuviera apunto de decir algo, pero se quedo callado.

-¿Yo? No, para nada. De hecho... Tengo qué irme- Respondió, y salió corriendo a la Casita.

Quedé estupefacta, pues no procesaba aún qué había pasado.

Poco a poco reaccioné, y me di cuenta de lo qué había pasado.

Y cuando lo supe, me preocupé muchísimo, pues esto no debería seguir pasando.

Lo qué había sucedido era qué Camilo estaba preocupado por Antonio, y cuando llegué yo, él se asustó, pues estaba muy metido en sus pensamientos.

Luego, mutó en las personas en las qué estaba pensando.

En mamá, por su discusión con el señor Lopéz.

En papá, por ayudar a mamá a calmarse.

En Antonio, por ser el afectado en todo esto.

En la abuela, por haber interrumpido la discusión.

En mí, por la cachetada qué le di al señor Lopéz.

Y por último, en el señor Lopéz, por ser la causa del problema.

Voces- Dolores MadrigalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora