Capítulo 4

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Shinichi

Ella me escuchó pacientemente, al terminar su mirada neutral se volvió incómoda quitando su mano de la mía. —Lo-Lo siento.

—¡¿Por qué te disculpas?! —pregunté alarmado, sentí mi pecho apretarse de forma asfixiante. —¡Nada de esto es tu culpa!

—Bueno, me he estado comportando de forma tan melosa con...tigo... —se detuvo así misma terminando por mostrar una expresión alarmada. —¡Carajo! ¡Te besé! ¡Oh, mierda! —exclamó con las mejillas enrojecidas sin saber qué hacer. —Perdóname, debí notarlo. —soltó angustiada. —Te comportaste extraño pero yo solo lo ignoré. —siguió hablando sin parar por más que trate de calmarla.

—He-Hey, Haibara...

—De verdad, perdón. —siguió sin lograr escucharme. —Shin... Co... —dijo tratando de llamarme por mis nombres. —¡Ah! —soltó frustrada. —¡Kudo!

—Calma, esto no es... —a pesar de intentar calmarla simplemente ella no se detenía.

—No tienes que decir nada, se que fue completamente mi culpa y... no sé qué es lo que te está pasando, pero te ayudaré. No se si es perdida de memoria o extrañamente de verdad viajaste al futuro, pero lo arreglaré, definitivamente lo haré. —afirmó decidida. —Eres una increíble persona que no debería... —la detuve con su largo parloteo con un beso.

Ella parpadeó unos segundos conflictuada antes de seguirme el beso, la verdad es que oírla disculparse por besarme me dolía y molestaba a la vez.

No debería sentirse mal por algo que hace "conmigo" habitualmente, mucho menos con algo que se siente tan bien.

—Ya para de hablar, no estoy molesto. —le dije acariciando sus mejillas rojas. —Es al contrario, estoy encantado. —susurré acercando mi frente a la suya para tener un momento de calma.

—Ya quisiera que esta fuera tu reacción cuando escuches que he estado examinando los APTX-4869 con mi propio cuerpo. —murmuró dulcemente cerrando los ojos sintiendo la misma calma que yo, sin darse cuenta de la bomba que soltó.

—¡¿Qué has estado haciendo qué?! —grité alarmado.

Shiho Miyano alias Ai Haibara puede ser muchas cosas entre ellas una gran científica al igual que una gran amiga, pero también tiende a tomar decisiones que van en contra de su integridad y está definitivamente es una de ellas.

Esta me miró preocupada tapando su boca aunque ya era demasiado tarde. —No-No es lo que crees. —murmuró conflictuada.

—Haber explícate. —gruñí molesto.

Ella no es simplemente una amiga cualquiera, es un pilar en mi vida, un soporte del cuál me desmoronaría sin ella; no es por ser la creadora del veneno es porque... es mi gran y más cercana amiga.

Con la que puedo pelear sin terminar en una discusión que pueda afectar nuestra relación, con la que puedo ser totalmente honesto, con la que siempre cuento incondicionalmente; mi mejor amiga, mi socia.

Ella lo es todo para... —me detuve a mi mismo al ver el flujo de mis propios pensamientos. —¡¡¿Qué estoy pensando?!!

—Me dijiste... —su murmullo me trajo de vuelta a la realidad. —Dijiste que estabas bien con no volver, habías dicho que no importaba el APTX-4869, ¡pero se que todavía importa! No es solo para nosotros, también es un avance para la bioquímica.

—¡¿Entonces pones tu seguridad en peligro por la bioquímica?! —le pregunté, mi voz salió más molesta de lo que esperaba.

—¡Claro que no! —gritó molesta, por fin me enfrentó. —Sé que ya no lo quieres, pero quería crear una salida por si... llegabas a no se, necesitarla. —su voz que había empezado decidida había terminado perdiéndose gradualmente.

—¡Por Sherlock! ¿Estás loca? ¡Qué importa poder volver a ser yo, si tengo que perder a la única persona en la que confío! —volví a gritar, al ver sus mejillas con un suave tinte rosa me di cuenta de lo que dije.

Desde cuándo puedo decir cosas tan vergonzosas sin más. —pensé odiándome internamente.

—Me alegra que... —murmuró suavemente con una dulce sonrisa en sus labios volviendo a tomar mi mano. —Pienses esas cosas aún cuando solo tienes 8 años. —se burló completamente de mí.

No puede evitar sonreír ante eso, toda la situación era una locura y que ella me diga eso es como un gran alivio, no todo ha cambiado.

Nuestra relación sigue siendo la misma.

De repente se me acercó volviéndome a besar, sus labios eran suaves y el brillo de sus labios sabía a cereza; antes que me diera cuenta había tomado su cuello para profundizar el beso, ella no me alejó al contrario sonrió en medio del beso antes de seguirme el ritmo.

Esto es... malo. —pensé al sentir su mano acariciar mi pectoral, no sabía en qué momento se deshizo de la corbata del uniforme, de nuevo. —Mierda, mierda, esto es muy caliente. —exclamé en mi mente.

Su cavidad bucal es tan cálida que no me deja pensar, sin mencionar sus manos acariciándome, fue tarde cuando noté que una de mis manos se subió hasta su cadera por debajo de la falda. Al darme cuenta de lo que pasaba me separé de golpe. —Lo-Lo siento, no-no era mi intención, es-es solo que-que es ya sabes, no estoy acostumbrado a sentir las hormonas de un adolescente de 18 años con su mentalidad correspondiente. —trate de explicarle muy nervioso apartándome de ella.

Haibara soltó una suave risa, no era como esas que siempre escuchaba de ella, esta era simplemente dulce, lo que me dejó embelesado.

—¿Me lo dices a mi? —me preguntó divertida deshaciendo su corbata para dejarla en la mesa de centro soltando un largo suspiro. —Tengo 29 y estoy atrapada en el cuerpo de una joven de 18, ¿a ver quién enloquece más ahí? —me dijo con burla, lo cual me calmó de todo el desastre de hace nada.

Nunca comprenderé cómo logra calmarme así. —de la nada se puso delante de mí, mirándome intensamente.

—Además si no hubiera querido, te hubiera detenido desde el principio. —murmuró acercándose a mí rostro, quedando a escasos centímetros de mi rostro.

Solo tenía que acercarme un poco para probar esos apetitosos labios, esa situación en verdad era una tentación.

—Shin. —me dijo haciendo un suave puchero. —¿No crees que hace calor? —me preguntó extrañada mirando a nuestro alrededor. Estaba por contestarle que seguro era su imaginación pues el tiempo estaba bastante neutral; sin embargo me exalte al verla quitándose los botones de la camisa del uniforme luego de dejar de lado su chaqueta.

Trague nervioso volteando mi mirada a otro lado al notar como se veía su brasier.

El largo y aburrido suspiró del que estoy acostumbrado a oír de parte de ella llamó mi atención, me miraba con una expresión aburrida cruzándose de brazos, sin notar cómo hacía que sus pechos resaltaran más.

—¿Qué se tiene que hacer aquí para llamar tu atención, detective? —me preguntó de forma inquisitiva. —Si respondes criminal, ya lo fui.

Ante su comentario no pude evitar reír fuertemente, y ella me devolvió una pequeña sonrisa. Al calmarme pude notar la mirada tan amorosa que me daba y la verdad era algo que me avergonzaba mucho.

Levanté mi mano tratando de tocar su rostro, pero no sabía si era realmente correcto. —¿Pu-Puedo...? —le pregunté sintiendo una extraña inseguridad con la que jamás había vivido, por alguna razón creía que si lo hacía ella desaparecería.

—Claro que sí. —afirmó tomando mi mano, de la nada se sentó en mi regazo y mi mano que aún sostenía la acercó a su mejilla. —En este lugar soy tu novia.

—Eres la novia de Conan Edogawa. —recriminé.

Ah, ¿por eso le temo?

AlucinacionesWhere stories live. Discover now