│Parte 01: Capitulo 03│

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El tiempo estaba empezando a alcanzarlos, y no se dio cuenta de ello hasta que Killer cumplió los ocho años de edad. La preocupación y la pena -muy aparte de las habituales- empezaron a caer sobre Rahaf, gota a gota, tan lento pero constante. No sabía qué sería del futuro de su hijo. Hasta ese entonces, él no había ido a la escuela porque era algo que no podía costear y no sabría si en algún punto las cosas mejorarían; la idea parecía tan lejana. . .

Era temprano en la mañana, se podía escuchar en la habitación del fondo los ronquidos ruidosos de su padre, y si, con el pasar del tiempo el albino descubrió que "el hombre" era su progenitor. Killer se despedía de su madre en el umbral de la puerta. Estaba a punto de irse a trabajar.

—Y recuerda, si ves a alguien extraño entrar a la casa enciérrate en tu habitación y sale por la ventana. —repitió killer en coro la frase final que le decía su madre. Ella, por otro lado, sentía una ligera opresión en su pecho, aquello se había vuelto tan normal en la vida del menor que de seguro piensa que es algo que hacen y viven todos los niños.

—Si mamá, ya lo sé, es lo que he hecho siempre, no te preocupes —esas palabras fueron un rápido pero doloroso golpe en el alma de la mujer.

—Por favor killer, cuídate mucho. Regresare en la tarde y si tu padre te dice algo, no lo escuches. Lo que sale de su boca es pura mierda, igual a él —dijo, ojeando su reloj de mano—. ¡Es tarde! Nos vemos corazón. —se despidió plantando un beso en la frente del menor para luego empezar a caminar apresurada. Killer estaba concentrado en su madre que se perdía en el horizonte.

Oír cómo su padre despertaba fue suficiente excusa para cerrar la puerta principal y encerrarse en su habitación. Se quedó un rato en silencio, escuchando como su progenitor se paseaba por toda la casa, por precaución, puso el pestillo de su puerta y se acercó a la ventana cerrada de su habitación para distraerse.

Toda su atención se posó en los varios niños que iban solos o acompañados con maletas y ropas iguales en una misma dirección. No era la primera vez que los veía y siempre tenía curiosidad de saber. Una vez le preguntó a su madre por ellos y ella solo dijo: "van a la escuela", claro, le pregunto más cosas a partir de esa respuesta pero, o no recibía más contestaciones o simplemente su madre le aplicaba la técnica de usar palabras revueltas y engañosas.

Él siempre quiso ir tras ellos y ver con sus propias cuencas a donde iban, la curiosidad le mataba, pero él estaba tan apegado a las reglas de su madre que jamás se atrevió a cuestionarlas o romperlas, hasta ahora.

Vacilaba por instantes, jamás había roto una regla y cumplía todo al pie de la letra. Cuanto más quería salir de casa, más constante se hacía la frase que decía su madre: "no salgas de casa a menos que sea conmigo y solo conmigo", el no sabia en la clase de cosas que estaba metido su padre -tenía una vaga idea, pero estaba seguro de que era algo malo- y que, probablemente, si salía solo, corría el riesgo de ser secuestrado por alguien "cercano" a su padre.

Por un instante, una chispa de emoción por el temor le motivó a salir y rápidamente se colocó sobre la ventana sacando sus pies, sin embargo, un nerviosismo se apoderó de él y al instante volvió a entrar en su habitación. Daba vueltas jugando con sus dedos con la mirada seria y un solo pensamiento: "¿debería de salir?"

«Tengo dos opciones: 1. salgo de casa por un rato, veo lo que quiero y regreso como si nada hubiera pasado o 2. me quedo en casa esperando a que padre regrese a su habitación» —miró fuera de su ventana, dudó un par de instantes más y finalmente se decidió.




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Life is a theater play │NightkillerOnde histórias criam vida. Descubra agora