Pesadilla.

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Lucky: 5 años.

Eran altas horas de la noche y sólo se podían escuchar los jadeos y suspiros de la pareja. El castaño besaba suavemente el cuello del pelinegro, a veces mordía ligeramente ciertas zonas. Sus manos acariciaban cada centímetro de la piel descubierta. El pelinegro soltaba pequeños suspiros, le gustaba, le satisfacía el cálido tacto de los dedos de Luzu recorriendo su piel. Enredaba sus manos en los cabellos castaños del mayor, a veces los jalaba un poco cuando sentía que lo mordía en el cuello. Descendió sus manos hacia su rostro y acarició sus mejillas, los ojos rojizos lo miraban con cariño, se sentía amado. Juntaron sus labios formando un beso suave, movían sus labios como si de una danza se tratara. Se sentía como si fuera la primera vez que lo hacían. Las manos del castaño empezaron a descender poco a poco, esto no molestó a Quackity, estaba dispuesto a seguirle la corriente.

Sin embargo, el sonido del picaporte de su habitación lo asustó, lo suficiente para reunir todas sus fuerzas y quitar al mayor que estaba encima de él. Logró escuchar un golpe seco, de seguro era Luzu en el suelo. La puerta de la habitación se abrió de golpe y entró Lucky corriendo hacia su padre, tenía los ojos un poco hinchados y la cara húmeda, había llorado.

El pequeño se subió rápidamente a la cama y buscó el consuelo entre los brazos del chico pato.

—¿Qué ocurre, Lu?.—Acarició suavemente la cabeza del niño.

—Soñé que Slime Boy había muerto.—Se acurrucó en el pecho del híbrido.—Un señor de morado lo empujó a la lava.—Las lágrimas empezaban a acumularse en los ojos rojizos de Lucky.—Parecía muy real.

Quackity tenía un extraño sentimiento al escuchar la pesadilla de su hijo. No sabía cómo explicarlo, pero le provocaba malestar.

—Sólo fue una pesadilla, cuando vuelvas a soñar verás que sigue vivo.—Menciona Luzu mientras se subía de nuevo a la cama. Se acercó a su familia, los cubrió con la manta y los abrazó.

Lucky sonrió complacido, siempre se sentía seguro cuando estaba con sus padres. Con sus manitos, limpió sus lágrimas y les deseó las buenas noches. Una sonrisa se formó en su rostro mientras dormía, había visto al personaje vivo en sus sueños.

Pasaron algunos minutos, el castaño pudo darse cuenta de que su esposo aún seguía despierto, así que movió un poco su brazo y le pellizcó el cachete. Por obvias razones, terminó ganándose la mirada molesta de Quackity. Había reprimido sus ganas de soltar un quejido por el dolor, con tal de no despertar a su hijo.

—¿Por qué hiciste eso cabrón? Me dolió.—susurró el menor.

—¿Olvidas que me tiraste al piso?










Aquí es cuando empiezan a recomendar situaciones que les gustaría ver. Cualquier idea es aceptada.

¿Castigo O Bendición? [Luckity]Where stories live. Discover now