¡ 29 ⚝ sueños hechos realidad !

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Un mes más tarde.

Los sueños de Jeongin algunas veces eran confusos, cortos y extraordinarios, pocas veces lograba darle fin a una de las tantas historias que su cabeza reproducía, y cuando lo hacía se levantaba con un gran ánimo, se sentía completo de haber culminado una historia. Esa vez había tenido uno tan maravilloso que había llegado a su final, pero él quería saber más, mucho más, y por eso no se levantaba de la cama aunque haya sentido cuando su esposo lo hizo.

De pronto sintió un par de labios que dejaban besos sutiles por todo su rostro, en los hoyuelos de sus mejillas y nariz de botón, terminando en sus labios, fue inevitable para el azabache no sonreír ante la muestra de afecto, era una de sus maneras favoritas de despertar.

— Hyunjin, tuve un sueño muy bonito.

— Seguramente porque aparecí yo.

Jeongin sonrió, negando aún con sus ojitos cerrados.— Soñé que teníamos un hijo por fin, ¿sabes como se llamaba?

— Uh, déjame adivinar, ¿Jungwon?

— Sí, y era precioso, con ojos grandes y brillantes, tenía un universo en ellos y además nos llamaba por apodos lindos, ya éramos una familia.

El rubio dejó escapar una risa corta mientras acariciaba sus mejillas.— Supongo que fue un gran sueño, pero es momento de despertar, mi amor.

Yang soltó un suspiro antes de abrir finalmente sus ojos lentamente por la luz que entraba por la ventana, vió a Hyunjin recostado a su lado apoyando su mejilla en su palma, viéndolo con tanto amor que desbordaba hasta su sonrisa.

— El desayuno ya nos está esperando.

Jeongin asintió antes de llevar una de sus manos a la cabecita que reposaba en su pecho, peinando el cabello revoltoso que tapaba los ojitos cerrados del menor.

— Jungwonie, vamos a desayunar.

El niño movió de un lado a otro su cabeza negando, aferrándose aún más al calorcito que el abrazo de Jeongin le proporcionaba.

— Un ratito más —murmuró.

— Entonces sería una lástima que la fiesta comience tarde.

Con lo último dicho, el pequeño dejó atrás el sueño que no lo quería dejar ir, conectando todos sus cables para encender su batería ya recargada. Estiró sus brazos y agitó sus manos para sacar la pereza, como las tortuguitas de la canción que Hyunjin le cantaba cuando no quería levantarse.

— Buenos días, papitos —saludó, acercándose a cada uno para dejar un besito en sus mejillas.

La sonrisa de Jeongin se extendió al escucharlo, Woni no paraba de llamarlos así junto a sus anteriores apodos desde que llegaron, y para ellos era extraño porque no le habían hablado de eso; aunque lo intentaron al día siguiente de la adopción, Woni les había dicho que no importaba, ya que él los consideraba sus padres y eso era lo único importante.

Él dijo con su dulce vocecita Los sentimientos algunas veces no necesitan explicaciones, ustedes son mis papitos porque así lo siento y soy feliz.

A ambos les había sorprendido cuando lo dijo, tanto que tuvieron que contener las lágrimas porque su pequeño podía pensar que dijo algo triste siendo todo lo contrario.

— ¡El gatito risueño quiere jugar!

Las carcajadas del menor se escucharon por toda la habitación mientras que Jeongin dejaba ir sus pensamientos y bajaba de la cama para abrir la ventana, observando en una de sus macetas las flores que la adornaban después de tanta dedicación para que finalmente florecieran, aún recordaba cuando sólo eran dos y un botoncito creciendo al medio de ambas.

── we are jaune !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora