¡ 38 ⚝ el cuento de las estrellas !

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Un sábado por la mañana tanto Hyunjin como Jeongin veían con aburrimiento un programa cualquiera en la televisión, habían terminado uno de los tantos dramas que veían y se sentían incompletos en cuanto al entretenimiento, ver la vida de un hombre de la política no les interesaba.

Jeongin llevó sus ojos al marco de pollito que estaba en el mueble de la televisión; sus alas estaban hechas con la silueta de la mano de Woni, tenía grandes ojos disparejos y un pequeño pico, en el centro había una foto de los tres, al lado también estaba el cascarón de un huevo pintado de azul con una pajita de jugo pegado, era un bonito cascarón buzo.

Un suspiro cargado de nostalgia salió de sus labios al recordar que tan sólo dos semanas atrás Woni había dejado el jardín, su pequeño se estaba volviendo un niño grande y aún no era capaz de asimilarlo, en unos meses probablemente estaría levantándose a mitad de la noche para hacer un cartel, pero confiaba en que Woni sería responsable.

Riendo ante su pensamiento, recostó su cabeza en el hombro del rubio, recibiendo pequeñas caricias en su cabello.

— Estaba pensando en pintarme el cabello, pero no sé qué color podría usar.

Hyunjin observó el rostro del menor, mismo que lo veía con atención en busca de una respuesta.

— Te ves bien con ese color aburrido.

— ¡Oye! Tú con ese sigues siendo un elote —el mayor negó divertido, pensando nuevamente—. ¿No has pensado también en reemplazar el rubio?

— Lo hice, pero tampoco tengo nada en mente, podría volver al gris y tú al rosa.

— ¿Cómo en la universidad? Oh, Dios, eso me trae recuerdos, pasamos un mal momento en medio de nuestras carreras.

No eres tú, soy yo —dijo el rubio con un tono de voz más suave, tratando de imitar al contrario—. Bueno, sí eres tú.

Jeongin soltó una carcajada al escucharlo, ya que recordaba ese día más que bien. En medio de sus carreras hubo un momento en el que decidieron separarse, el estrés, la presión y otros factores estaban complicando su relación, Yang había dado algunas excusas cuando un perdido Hyunjin le pedía explicaciones, aunque al final volvieron siendo un poco más maduros con un mejor enfoque en su futuro. Ahora sólo recordaban aquello como un momento del que podían reírse.

Escucharon el sonido de una puerta abrirse, unos pasos lentos se dirigieron a la sala y de pronto en el sillón estaba Woni con su pijama completo de pato abrazando su conejito rosa, su cabello apuntando a diferentes lados. Abría y cerraba sus ojos lentamente con sus labios abultados.

— Buenos días, papitos, ya despeté.

— Buenos días, Woni, ¿dormiste bien? —el niño asintió— ¿Y tus sueños?

— ¡Ah! Soñé que había un dinobausario en mi habitación, me llevaba al cielo y podía tocar las estellas con mis manos, ¡después estaba Idonman y me daba helado! Me dió hambre y me despeté.

— Que interesante sueño, pero será mejor que vayamos a desayunar, ¿me ayudas?

A Woni le brillaron los ojos e inmediatamente se puso de pie, alzando sus brazos para que lo cargara, Hyunjin sin negarse lo tomó en brazos con algo de dificultad. El peso de Woni había aumentado bastante; ahora tenía una pancita a la que le dibujaba un rostro, mejillas regordetas que aplastaba para imitar un pato, mismas que Jeongin amaba acariciar y besar, lo único que aún seguía en proceso era su altura, según Bang Chan estaba por debajo de la altura para su edad. Aunque estaba la posibilidad de que no llegara a ser tan alto, también era preocupante debido a su estado inicial.

── we are jaune !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora