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【𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟷𝟷】

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【𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟷𝟷


𝐬á𝐛𝐚𝐝𝐨, 𝟐𝟕 𝐝𝐞 𝐞𝐧𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟒


𝓜atías

𝐌𝐄 𝐋𝐄𝐕𝐀𝐍𝐓É 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐌𝐄𝐒𝐀 𝐉𝐔𝐍𝐓𝐎 𝐀 𝐃𝐀𝐅𝐍𝐄, y el sonido de las sillas al arrastrarse se mezcló con el murmullo de las conversaciones. En ese instante, pude sentir cómo los ojos de nuestros compañeros se dirigían momentáneamente hacia nosotros.

Aunque todos estaban sumidos en sus propias charlas y risas, nuestros movimientos repentinos generaron un quiebre en la dinámica de la mesa. La curiosidad se reflejaba en las miradas fugaces y las sonrisas cómplices que se compartían entre ellos, como si nuestra breve pausa hubiera inyectado un toque de intriga en el ambiente. 

Melanie, la amiga meticulosa de Dafne, siempre atenta a los matices y detalles, captó la pequeña pausa en las conversaciones y, con una ceja alzada, dejó escapar la pregunta que parecía bailar en el aire, ansiosa por obtener respuestas. 

─ ¿A dónde van? ─inquirió Melanie, levantando una ceja mientras miraba con atención a Dafne. 

Su curiosidad era palpable, y las otras personas en la mesa parecían esperar con expectación la respuesta. La pregunta flotaba en el aire, dejando claro que, para ella, nuestra salida no sería pasada por alto sin una explicación. 

─ A fumar ─respondí con una pequeña sonrisa, señalando el cigarro que descansaba con despreocupación en mi oreja. 

La revelación de la ubicación del cigarrillo desencadenó risas entre algunos de los presentes, creando una atmosfera de ligereza. 

Las miradas cómplices de Juani y Enzo, junto con la sonrisa sarcástica de Melanie, sugerían que la salida no se limitaba únicamente a disfrutar de un simple cigarrillo; más bien, había un aire de complicidad que insinuaba la posibilidad de que hubiera algo más detrás de nuestra escapada momentánea. Sus gestos sugerían que percibían algún tipo de dinámica especial entre Dafne y yo, como si hubiera un trasfondo de conexión o interés que iba más allá de la simple necesidad de fumar. 

─ Pórtate bien, che, o voy a tener que publicar un tuit para que te funen ─amenazó Juani de forma amistosa, añadiendo un toque juguetón a la situación. 

─ ¡Obvio, Juani! No quiero ser trending topic por las razones equivocadas ─respondí, siguiéndole la broma. 

Descendí las escaleras en silencio, con Dafne a mi lado, sumidos en la penumbra de la escalera que ofrecía un respiro tranquilo y contrastante con la luminosidad deslumbrante de la discoteca. Nos abrimos paso entre la multitud en la pista en baile, esquivando hábilmente a las personas que se cruzaban en nuestro camino. La música nos envolvía, creando un telón sonoro que nos acompañaba en cada paso y que marcaba el ritmo de nuestro escape.

Al alcanzar el exterior, el ambiente íntimo se intensificó y la brisa nocturna nos envolvió con su frescura, regalándonos un alivio bienvenido después de la calidez de la pista de baile. Decidimos buscar refugio en un rincón más apartado, optando por el rellano de la discoteca como nuestro oasis personal. El sonido amortiguado de la música y las risas distantes conformaban una sinfonía suave que nos acompañaba mientras nos acomodábamos en los escalones. 

Me quité el cigarrillo que descansaba en mi oreja y, con una elegancia aprendida desde hace años, encendí el extremo con el encendedor. Inhalé profundamente, dejando que el humo se disolviera en la brisa nocturna. Mis ojos se encontraron con los de Dafne, y en ese instante, me sumergí, de nuevo, en la contemplación de cada detalle de su rostro.

Fijé mi atención en sus ojos verdes, un reflejo de la penumbra y la misteriosa luz de la noche. Su pequeña nariz estaba adornada con un piercing, perfilándola con elegancia. Sin embargo, lo que más me sorprendió fue notar que su rostro ya no reflejaba ni confusión ni miedo, como horas antes cuando casi se cae por las escaleras; ahora emanaba una energía positiva y desinhibida que iluminaba sus rasgos. 

No pude evitar dejar que mis ojos vagaran también hacia sus labios, irresistibles y sugerentes. La idea de besarla se deslizó fugazmente por mi mente, pero la conciencia me recordó de manera firme que apenas un mes atrás había puesto fin a una relación. No era el momento adecuado para dejar que mis impulsos tomaran el control, aunque la conexión entre nosotros parecía intensificarse aún más en ese rincón nocturno. 

─ Acá tenés ─dije, pasándole el cigarrillo con un gesto casual. 

─ Gracias ─agradeció, dando una calada. 

Entonces, con una gracia inesperada, soltó el humo en pequeños aros que danzaban en el aire antes de desvanecerse. 

─ Esa movida está bastante copada, ¿de dónde la sacaste? ─pregunté, dejando que la curiosidad se reflejara en mi voz. 

Dafne sonrió con complicidad, manteniendo la mirada fija en mí mientras daba otra calada. 

─ Lo aprendí hace un tiempo ─respondió─. ¿Querés que te enseñe?

Asentí rápidamente y, en un ágil movimiento, Dafne me pasó el cigarro. En ese instante, como si el tiempo se detuviera por un breve momento, nuestros dedos se rozaron, enviándome una corriente eléctrica que recorrió todo mi cuerpo. 

─ Escúchame bien ─comenzó Dafne con una chispa juguetona en sus ojos─. Tenés que inhalar el humo y aguantarlo en la boca y la garganta, llevando la lengua para atrás y poniendo la boca como si estuvieras a punto de decir la letra U. 

Tras las detalladas instrucciones, di una calada e intenté seguir sus indicaciones, pero lo único que conseguí fue toser intensamente. 

─ A mí también me costó un par de semanas aprenderlo, no te hagas drama ─dijo Dafne con una sonrisa, apoyándose levemente en mi hombro─. ¿Molesto?

Su cercanía permitía que percibiera el dulce aroma de su perfume, que me envolvía las fosas nasales con una mezcla de fragancia intrigante. 

─ Para nada ─respondí mientras le pasaba nuevamente el cigarro. 

Dafne dio otra calada y, esta vez, miró un poco hacia arriba, lanzándome los aros de humo directamente en la cara. 

Carajo, no lo soporto más. 

─ Si volvés a hacer eso, voy a pensar que estás re interesada en chaparme ─dije sin pensar, mirándola intensamente.






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𝟓𝟐 𝐂𝐀𝐑𝐀𝐂𝐓𝐄𝐑𝐄𝐒 | Matías Recalt [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora