━━ 𝟐𝟗

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【𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟸𝟿】

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【𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟸𝟿】


𝐦𝐢é𝐫𝐜𝐨𝐥𝐞𝐬, 𝟑𝟏 𝐝𝐞 𝐞𝐧𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟒


𝓓afne

𝐄𝐋 𝐒𝐎𝐍𝐈𝐃𝐎 𝐂𝐎𝐍𝐒𝐓𝐀𝐍𝐓𝐄 𝐃𝐄 𝐋𝐀𝐒 𝐌𝐀𝐋𝐄𝐓𝐀𝐒 𝐑𝐎𝐃𝐀𝐍𝐃𝐎 𝐒𝐎𝐁𝐑𝐄 𝐄𝐋 𝐏𝐀𝐕𝐈𝐌𝐄𝐍𝐓𝐎 𝐃𝐄𝐋 𝐀𝐄𝐑𝐎𝐏𝐔𝐄𝐑𝐓𝐎 𝐋𝐋𝐄𝐍𝐀𝐁𝐀 𝐌𝐈𝐒 𝐎Í𝐃𝐎𝐒 𝐌𝐈𝐄𝐍𝐓𝐑𝐀𝐒 𝐂𝐀𝐌𝐈𝐍Á𝐁𝐀𝐌𝐎𝐒 𝐇𝐀𝐂𝐈𝐀 𝐋𝐀 𝐓𝐄𝐑𝐌𝐈𝐍𝐀𝐋. Cada rueda giraba con un susurro que resonaba en el aire, marcando el ritmo de nuestro trayecto hacia la partida. Mi madre y yo avanzábamos juntas, nuestros pasos parecían más pesados de lo normal, cargados con la inevitable despedida que se avecinaba.

El bullicio de la gente, las voces que se superponían, las pantallas electrónicas parpadeando con la información sobre los próximos vuelos y el aroma tentador a café que flotaba en el aire; todo contribuía a crear un ambiente de inminente partida, como si el aeropuerto mismo estuviera impregnado de un palpable sentido de despedida. 

Después de compartir una comida reconfortante juntas, regresamos a casa. A medida que ayudaba a mamá a hacer la maleta para su viaje, sentía cómo la atmósfera se cargaba de una energía agridulce. Cada prenda cuidadosamente doblada y colocada en la maleta era un recordatorio de su viaje. 

En medio del vaivén de empacar, mamá compartió más detalles sobre su viaje y el proyecto que la llevaba tan lejos, precisamente a España, tratando de mantener la ligereza ante nuestra no muy tardía despedida. A pesar de sus intentos por mantener un tono optimista, podía percibir la melancolía que se insinuaba en sus palabras, era como una mezcla de emoción por la aventura y nostalgia por lo que dejaba atrás.

Finalmente, llamamos a un taxi para que nos llevara al aeropuerto. El trayecto en taxi fue silencioso, y cada minuto que pasaba nos acercaba más al momento de la partida. A través de la ventana, observaba los edificios familiares deslizarse, mientras la ciudad pasaba frente a nosotras. Con cada giro del taxi, mi corazón latía un poco más fuerte, consciente de que cada kilómetro nos acercaba al inevitable momento en el que tendría que despedirme de mamá. 

Ahora, mi madre avanzaba con determinación, con su maleta en una mano y el corazón lleno de emociones encontradas que se reflejaban en su rostro. Yo caminaba a su lado, tratando de mantener la compostura, pero era algo difícil contener las emociones que bullían en mi interior.

Cuando llegamos al área de check – in, nos enfrentamos a las largas filas de personas aguardando su turno frente a los mostradores de las aerolíneas. Nos detuvimos brevemente, y mi madre me miró con cariño antes de abrazarme con fuerza. Sus brazos a mi alrededor me transmitieron una sensación de calidez y seguridad.

𝟓𝟐 𝐂𝐀𝐑𝐀𝐂𝐓𝐄𝐑𝐄𝐒 | Matías Recalt [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora