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Si me hubieran dicho hace un año que iba a acabar consolando a Steve Harrington mientras esté lloraba en una fiesta de Halloween, no me lo habría creído

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Si me hubieran dicho hace un año que iba a acabar consolando a Steve Harrington mientras esté lloraba en una fiesta de Halloween, no me lo habría creído.

En realidad, ni siquiera pensaba que en algún punto de mi vida entablaría una conversación de más de dos palabras con el chico. Pero lo hice, y me sentía bastante orgullosa de aquello. Porque había ayudado un poco a Steve para dejase de guardarse para sí mismo sus sentimientos. Y, creo que aquello había provocado un cambio en su forma de tratarse a sí mismo, o al menos esperaba que lo hubiera hecho.

-¡Gwen, no tengo todo el día!—Escuché a Jonathan exclamar, justo cuando salía de mi casa. Rodé los ojos con cansancio, ¿no se cansaba de meterme prisa? No soy persona hasta media hora después de desayunar.

-Buenos días para ti también, Jonathan.—Dije con cierto sarcasmo mientras me sentaba en el asiento del copiloto.—Entonces...¿besaste ayer a Nancy cuando la llevaste a su casa?—Aquella pregunto hizo que el mayor de los Byers se sorprendiese, frenándose a si mismo antes de arrancar el coche.

-Pero qué dices, Gwen. Estaba borracha.

-Ese es mi mejor amigo, muy bien. Estoy orgullosa de que no la hayas besado sin que ella estuviese sobria. —Asentí con una sonrisa, mientras que el chico me miraba extrañado.—¿Qué?

-Mira que te conozco desde hace años, pero cada día tienes algo nuevo que me sorprendes.—Dijo riendo, arrancando el coche. Mientras que el chico empezaba a conducir, mi cabeza analizó su respuesta una y otra vez.—Eh, ¿Gwen? ¿Por qué estás sonriendo como psicópata? Das mal rollo.

-¿Eh?—Al darme cuenta de que sí que estaba sonriendo como psicópata, me aclaré la garganta.— Ah, por nada, solo que...has dicho que no la besaste porque estaba borracha.

-Ajá. —Afirmó con calma el chico, frenando en un semáforo.

-Pero no has negado en ningún momento que quieras besarla.—Señalé con un sonrisa ladina. Jonathan giró la cabeza para verme, con una expresión de cansancio en el rostro.

-Es muy temprano, Gwen. No estoy para discutir si me gusta o no Nancy.—Aclaró. Algo en su tono de voz me daba la esperanza de que sí había pasado algo, pero tal vez no era el momento para sacárselo.—Y tú, ¿volviste bien a casa?

-Sí, tranquilo. Me trajo Stev- Stephanie, sí.

Muy bien hecho Gwen. Casi haces la primera cagada del día y no son ni las 8 de la mañana. Pero eh, buena salvada.

-¿Stephanie? ¿Quién es esa?—Preguntó dudoso. Intenté inventar la primera excusa que se me viniese a. La cabeza.

-Ah, es la chica que hizo de la camarera en la obra de teatro del año pasado, la rubia que era mi amiga en la obra.

TAKE ON ME | STEVE HARRINGTONWhere stories live. Discover now