iv.

160 20 6
                                    


Una de las cosas que menos me esperaba en esta vida era encontrarme a Steve Harrington en la puerta de mi casa

Oops! Această imagine nu respectă Ghidul de Conținut. Pentru a continua publicarea, te rugăm să înlături imaginea sau să încarci o altă imagine.



Una de las cosas que menos me esperaba en esta vida era encontrarme a Steve Harrington en la puerta de mi casa. Hubiese barajado antes la posibilidad de encontrarme a ABBA en mi porche que a él. Claro que, tampoco es que la banda tuviese la intención de visitar Hawkins.

El chico levantó la mirada, y al igual que la noche anterior era fácil notar como sus ojos no tenían la misma seguridad que solía demostrar cada vez que caminaba por los pasillos del instituto. Era como si algo se la hubiese eliminado sin piedad, y ni él mismo era capaz de dar con la clave para recuperarla.

-Hey.—Por mucho que intentó disimularlo, su voz salió mucho más quebradiza de lo que él esperaba. Y lo noté porque vi como fruncía el ceño tras escucharse a si mismo, carraspeando con el amago de ganar de nuevo una voz estable.— Perdón por venir sin avisar, esto...tampoco sabía el número de tu casa para hacerlo...

-No te preocupes. —Negué con una pequeña sonrisa, recargándome en la puerta.—¿Está todo bien?

-Sí.—Aseguró. Ladeé la cabeza extrañada, deduciendo que aquella respuesta era una mentira. Si no, ¿por qué estaría frente a mi casa ahora mismo? Steve pareció entender mi expresión, soltando un suspiro.— Nada está bien, Gwen. Y no soy capaz de solucionarlo. Y ya no puedo soportar más el silencio de mi casa. —Por cada frase que pronunciaba, su pecho iba inflándose con más dificultad, mientras que sus ojos empezaban a cristalizarse.

-Steve...—Miré al chico con una mueca triste, para después indicarle que pasase. El chico aceptó sin dudarlo, secándose con las mangas de su chaqueta las pocas lágrimas que se había permitido soltar.—¿Te gusta el chocolate caliente?—Pregunté mientras lo guiaba a la cocina.

-Eh...sí, ¿por?—Preguntó en un hilo de voz, algo extrañado. Le dediqué una sonrisa, mientras sacaba dos tazas.

-Porque por suerte para ti, justo estaba preparándolo.—Contesté sonriente, mientras lo vertía en las dos tazas.—¿Sabes? Está comprobado científicamente que el chocolate caliente es un buen remedio para alegrase.

-Nunca he escuchado eso, la verdad.—Confesó, sentándose en una de los taburetes.

-Ya, es que la comprobación la hice yo.—Dije, ganándome así una pequeña risa de parte del contrario.—Lo que pasa es que todavía no me han dado la beca para investigarla, le temen al éxito. —Sonreí, sacando después un recipiente con pequeños malvaviscos.—Ten, échale también de esto.

El chico aceptó sin rechistar, haciendo lo indicado. Una vez preparados, me senté también en uno de los taburetes, a su lado. Esperé expectante a su cata, interesada por saber que le parecía. Como me dijese que estaba malo, lo sacaba de mi casa de una.

TAKE ON ME | STEVE HARRINGTONUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum