q u i n c e

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-Buenos días- saludó el rubio al bajar las escaleras. Su abdomen estaba descubierto, por lo que todos notaron las marcas en sus brazos, cuello y espalda.

-Buenos días, Chan. ¿Esto es un milagro? ¿Por qué tan temprano? ¿Tuviste una buena noche?- Preguntó la Sra. Bang, preparando el desayuno.

-¿Cómo preguntas eso, mamá? Es tan obvio que lo hizo. ¿Qué? ¿No te has enterado?

-Silencio, Lucas.

-De todos modos, me iba a la escuela. Nos vemos luego.- El menor de los Bang tomó sus cosas y salió de la casa.

-Prepara algo para Jeongin, cariño. Sólo he preparado el desayuno para Lucas y Sana.- El mayor de los hermanos Bang asintió y preparó el desayuno de Jeongin. Luego terminó su trabajo y volvió a su habitación y miró con sus ojos el cuerpo que dormía cómodamente en su cama.

Entró en la habitación en silencio, dejó la bandeja que traía de la cocina en su mesita de noche y se acostó sobre el pelirrojo, dejando los brazos a ambos lados de su cabeza para no aplastarlo.

Admiró la belleza de su novio, le dejó pequeños besos en el cuello, la mandíbula, la frente, las mejillas y en los labios. Mimó a Jeongin hasta que abrió los ojos e hizo un puchero por lo incómodo que estaba en la posición en la que se encontraban.

-Aish, Chan. Déjame dormir, es temprano.

-Lo sé, pero te traje el desayuno.

-¿Qué hora es?- Se cubrió la cara con la sábana y cerró los ojos, esperando una respuesta.

-Son las siete, aún puedes dormir un rato.

Se tumbó junto a Jeongin y le destapó la cara, se había vuelto a quedar dormido. ¿Cómo era posible que aún con los ojos llenos de risa su rostro recién levantado se viera hermoso?

Chan se sentía afortunado de tener a alguien como Yang Jeongin a su lado. Todo por ese bendito plátano.

Banana ( Chanin )Where stories live. Discover now