Capitulo 3

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 —No iré.

Jungkook no contaba con el tiempo, no podía dejar la librería sin personal.

—Podrías conocer a una chica Jeon, ¿Qué tal si el amor de tu vida va a el baile? —Exclamo la señora Astrid, una vecina que cuidaba de Jungkook cuando era menor y ahora trataba de convencerlo de ir al baile.

Esa sofisticación al danzar, vestirse con clase y portar elegancia para nada estaban en el vocabulario de Jungkook. Bailar no estaba en sus habilidades y de su closet ni hablar. Él quería evitarle problemas al príncipe.

—Si quisiera estar con una dama ya lo estaría Astrid...-Jungkook bajó la cabeza y sonrió.

—Entonces verás tu juventud desperdiciada en esa vieja librería.

Jungkook lo tomó a broma, pero lo hizo reflexionar sobre sus días rutinarios y sus horas sumergido en los libros, esta nueva perspectiva lo hizo caer en cuenta de que esta experiencia sería lo más emocionante que podría pasarle. Y entonces comprendió.

—¡Pero de igual manera no tengo nada que ponerme! ¡Solo iré a que me vean con desagrado y a que me juzguen con la mirada!

—Eso lo veremos querido. — La señora Astrid fue al ático de su tienda y saco de un baúl viejo un precioso traje blanco con para caballero, era precioso, divino, simplemente lo era perfecto, a Jungkook le brillaron los ojitos y al ver que era de su talla se emocionó aún más... — Esto era de mi querido Albert... Lo uso el día de nuestra boda, yo misma lo confeccione para él y se veía tan guapo con el puesto, pruébatelo, ¡seguro que te queda Jungkook! - Jungkook estaba tan agradecido y feliz que no pudo contener su emoción y salto a darle un fuerte abrazo a la señora Astrid, era realmente considerado de su parte.

—Eres un buen muchacho Jungkook, es lo menos que puedo hacer por toda la ayuda que nos has brindado a todos en el pueblo.

—¡De verdad muchas gracias, ¿Puedo ir a probármelo Astrid?!

Ni corto ni perezoso, Jungkook corrió al vestidor de la tienda de Astrid y se probó el traje con cuidado de no dañarlo.

Al ver su imagen en el espejo lo dejó atónito. El traje blanco realzaba su apariencia y le devolvía una confianza que había estado ausente durante tanto tiempo.

—¡¿Que tal me queda?! —Salió Jungkook del vestidor y la señora Astrid al verlo se sorprendió, y es que a Jungkook le quedaba perfecto, se veía muy bien.

—Te queda maravilloso cielo...—La señora Astrid le sonrió y le permitió a Jungkook usar el traje para el día del baile, eso sí, debía regresarlo en buenas condiciones.

Ahora el que usar ya no sería un inconveniente para Jungkook.

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Jimin había organizado la orquesta, planificado el banquete y meticulosamente decorado el salón del palacio. Sin embargo, tenía una encomienda, asegurarse de que Jeon Jungkook no cruzara las puertas de aquel palacio. Era evidente la conexión entre ellos, una conexión que no podía permitir que se interpusiera en el camino de Taehyung ni en el bienestar del reino. Claro que alguien de tan alta alcurnia juntándose con alguien de tan poca talla no era algo que tenía que ocurrir.

Taehyung sonreía como idiota todos los días y se mostraba impaciente por el baile, por el contario de Jimin, a Taehyung le resultaba fastidioso el tener que pasar tiempo con él y tener que acatar todas sus indicaciones.

Aprovechando su posición en el evento, Jimin dio la orden a los guardias de no dejar entrar al baile a quien no presentara invitación y que no permitieran por ningún motivo que Jeon Jungkook entrara al palacio.

Ahora solo faltaba el atuendo del príncipe, Jimin mando a traer 3 bellos trajes desde Paris para que el príncipe eligiera el de su agrado. Cada uno era más ostentoso y bello que el anterior, pero uno color blanco con botones de oro había captado su atención, era parecido al de Jungkook, pero ciertamente este era muchísimo más refinado.

Taehyung se veía narciso ante su reflejo.

—¡Su majestad, se ve tan apuesto! — Exclamo una sirvienta quien ayudaba a ajustarle el traje blanco a Taehyung de la cintura pues ese sería el elegido.

—Claro que se ve apuesto, todo le queda de maravilla al príncipe. —Le respondió su compañera.

—¡Silencio las dos! —Las callo Jimin.—¿Qué opina usted su majestad?

Taehyung inspecciono con satisfacción.

—Opino que este será el atuendo que portare señoritas. —Se veía en el espejo, tan vanidoso como siempre. —Que fastidio Jimin, no quiero conocer a ninguna mujer, solo espero que Jungkook pueda asistir, es el único rostro que espero ver en el baile de esta noche.

Jimin asintió.

—Entonces está decidido su majestad. —Jimin anoto en su libreta que ya no había más pendientes con una expresión de desagrado en su semblante.

Y entonces sin más, solo quedaba esperar a que cayeran las estrellas y que iniciara el gran baile.

Jungkook se arregló lo mejor que pudo, incluso dejo que sus hermanas lo ayudaran con ello, le pusieron una rosa roja con un alfiler en el saco a la cintura que portaba y limpio meticulosamente sus zapatos blancos emocionado y feliz, tenía el presentimiento de que las cosas resultarían bien. Pobre Jungkook

ᴡɪɴᴛᴇʀ ʟᴏᴠᴇ; (Editando)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant