Capitulo 44

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Una vez

Frente a sus ojos, era como si aquel niño de trece años se mantuviera obstinado, impotente y a la vez desesperado, mirándolo.

El día que iba a dejar a la familia He, vio en los ojos del niño algo que no pertenecía al precioso este del paciente.

Pero era demasiado duro de corazón e insensible a ciertas emociones, y estaba demasiado preocupado por muchas cosas en ese momento como para poder distinguir cuidadosamente las emociones de un niño. No creyó instintivamente que aquellos ojos fueran portadores de las emociones de un médico y un paciente.

Tuvo que irse.

Había sacrificado, había descartado.

Estaba en la marea del caos del asunto de Qin Ciyan, y soltó sin piedad a un niño...

Cuando el niño fue arrastrado al remolino contra la corriente de la enfermedad, lo miró como un niño que había entregado sus garras a un humano, que había confiado en él, pero que finalmente lo había engañado. Un joven dragón con las alas y la columna vertebral rotas. Yacía congelado sobre las rocas, herido, con sangre seca en sus alas y garras, pero se negaba a decir demasiado por el bien de su cara de dragón.

Era un hombre de gran orgullo, así que dijo con toda la contención que pudo reunir...

-Xie Qingcheng, he pasado por muchos médicos a lo largo de los años que me han medicado, me han puesto inyecciones y me han mirado como si fuera un paciente independiente. Sólo tú eres diferente.

-Porque eres el único que me trataría como una persona que debe integrarse en la sociedad. Me dijiste que las inyecciones y la medicación no eran lo más importante, que la única forma de sobrevivir era conectar con los demás y construir un corazón fuerte.

-Dr. Xie, aunque no estoy muy cerca de ti, yo...

-...

-Yo...

-Pensé que no me mirabas sólo como un paciente, sino también como una persona normal con sentimientos.

Con una autoestima tan elevada, acabó por forzar algo que rozaba lo infantil.

-Tengo mucho dinero de bolsillo y puedo...    

Podría contratarte.

Puedo mantenerte.

¿Puedes?, no te vayas.

Puedes quedarte.

En ese momento, Xie Qingcheng pensó que He Yu tenía una fuerte renuencia a renunciar, tal vez todo por Xie Xue, tal vez incluso He Yu pensó lo mismo.

Pero de hecho, no.

Tenía los ojos cerrados, y mientras recordaba todo esto, era como si pudiera sentir a He Yu cuando rechazaba la inyección y la medicación, y la llevaba sobre sus hombros, y esas manos pasaron de luchar a ser obedientes, simplemente deambulando tranquilamente, apoyadas en sus hombros.

-Dr. Xie.

-Xie Qingcheng.

La voz pasó de ser infantil a volverse ronca a intervalos regulares.

Y más tarde, en una frase cargada de tristeza, pero cubierta por una dura obstinación e indiferencia -

-Xie Qingcheng, no estás enfermo, pero no tienes más corazón que yo.

-No tienes corazón...

Sigo enfermo, sigo así, por qué me dejaste atrás...

¡Bang!

Libro de casos médicos (一)Where stories live. Discover now