Capítulo 5:

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«Origen italiano»

DARIEN:

Froto mi cuello y lo muevo de un lado a otro, tratando de aliviar un poco el cansancio que siento. Las consultas que hubo hoy fueron algo pesadas y complicadas. No me juzguen, amaba mi trabajo, pero a nadie se le niega un buen descanso después de, y por suerte el reloj ya marcaba las seis. Por fin había acabado mi jornada de trabajo, así que tomé mis cosas y salí para encontrarme con mi secretaria.

—Saori, ¿Lista? —ella me sonríe, mientras se levanta de su silla con algo de dificultad, debido a su avanzado embarazo.

—Más que lista, doctor. ¿Qué tal le fue?

—Bien. Aunque estoy frito —suelta una risita.

—Ya somos dos. Mire nada más cómo tengo de hinchados los pies —murmura mostrándomelos. —Parecen bolillos —su comentario burlesco me hace reír.

—Bolillos muy tiernos y esponjositos por cierto —murmuro bromeando con dulzura y ella ríe. —Por suerte ya te falta muy poco para descansar. Una semana más, Saori, y podrás disfrutar de tu licencia de maternidad —la veo acariciar con dulzura su barriga.

—Lo sé. Estoy ansiosa... pero también muy nerviosa. Eso sin contar con que no quisiera dejarlo a usted solo. Sobre todo, ahora que tiene tanto trabajo.

—Contigo, todo saldrá bien. Tú tranquila. Y en cuanto al trabajo, no te preocupes por eso ahora. Ya comienzan a llegar las solicitudes para ocupar tu puesto. Solo que aún no me llenan el ojo. Pero prometo que me daré prisa en conseguir a alguien. Así que tú solo disfruta de este momento.

—Así lo haré. ¡Ah, pero eso sí! Espero que usurpen mi puesto solo hasta que mi licencia acabe, ¡Eh, doc! —me advierte en broma, entrecerrando los ojos, haciéndome reír de nuevo.

—Eso te lo aseguro —una vez que cerramos el consultorio, me despedí de ella, no sin antes saludar a su esposo que había pasado a recogerla, y me fui caminando, tal como lo hacía todos los días; Y no, no camino porque no tenga un auto. En realidad, si lo tengo. Y no solo eso, sino que también poseo una casa que compré cuando tuve la oportunidad, en una oferta que me resultó una ganga. Aunque no he hecho uso de ella tampoco desde que la compré. Está amueblada, incluso cuenta con sistema de seguridad, pero no vivo ahí, porque prefiero vivir en la casa donde he vivido desde que tengo memoria, más que nada por dos sencillas razones. En primera: porque no le veo el caso, a tener que costear recibos dobles, doble comida, etcétera, y más cuando solo yo viviría ahí. Y en segunda, y más importante, es porque prefiero estar al tanto de lo que mi descarriado hermano menor haga. Y eso solo lo lograré, teniéndolo cerca. Ya que, contrario a mí, él sí suele hacer las cosas que yo no hago, como divertirse en todos esos lugares que sé que yo ni loco pisaría a menos que tenga que hacerlo debido a alguna urgencia. Y, aun así, dudo que pase; Seiya es igual de soltero que yo, solo que él sí anda descaradamente tras las chicas y yo no. Es el único hermano que tengo viviendo conmigo, pues tengo otros dos hermanos más también. Pero... para hablar de ellos, necesito contarles algunos detalles turbios del pasado de mi padre. Así, que ténganme paciencia, porque es un cuento largo...

Para poder empezar, les tengo que revelar que soy un sujeto con orígenes italianos, que, hasta hoy en día, y como dije, desde que tengo memoria, ha vivido en Estados Unidos, en la ciudad de New Brunswick, debido a que las personas que mataron a los pilares de mi familia, nos dieron la "oportunidad" de huir y librar el cruel destino que nos tocaba también asumir como hijos de la mafia. Suena de locos, ¿Cierto? Tal vez, pero gracias a mi nana, sé que, ese es el turbio pasado que llevo a cuestas desde el día en que nací; Mi abuelo paterno Armando, fue cabecilla de una de las mafias más nombradas y respetadas de aquel entonces en Sicilia. Teniendo como únicos hijos, a Endymion, mi tío, que era el hijo mayor. Y a mi padre, Mamoru Shields; Cada uno, tenía a sus respectivos esposa e hijos. En el caso de mi padre, tenía a mi madre, quien estaba embarazada. Y atención, porque es aquí donde aparece ese otro hermano del que les hablo. Pues un día, mientras mis padres intentaban hacer su rutina diaria con normalidad, fue cuando mi madre entró de pronto en trabajo de parto. Y muchas horas después, había dado a luz a sus gemelos en un hospital de la misma Sicilia. Solo que, nunca llegó a conocer a uno de sus hijos. Ya que, de la noche a la mañana, habían robado a uno de los dos bebés del hospital, así tan extrañamente sin que nadie se diera cuenta. Claro que después se dio a conocer, que quienes se lo habían llevado, solo habían cumplido órdenes del jefe de la otra familia, que quería comenzar una riña contra el abuelo, para derrocar a todos los de su familia; por supuesto que todo se salió de control. Según las palabras de mi nana, mi padre, pese a que no terminaba de gustarle ese estilo de vida violento de su familia, comenzó a querer su propia venganza. Así que se había unido al abuelo y a mi tío, para hacerle la guerra al otro clan. Pero para la mala suerte de la familia, todo había salido mal. El clan contrario había ganado, así que tenía la oportunidad de darle muerte a todos los de la familia Shields. Solo que antes, el abuelo hizo algo que nunca se había hecho. Pues había suplicado por las vidas de sus hijos y nietos, ya que decía que la guerra era personalmente contra él, por ser el jefe de la familia; El clan Moon, obviamente no aceptó, y mató a sus dos hijos frente a él, haciéndolo sufrir, antes de matarlo a él también. Mi madre, obviamente quedó destrozada por la muerte de mi padre que tuvo que presenciar, más aparte por la pérdida de ese hijo que nunca pudo ver. Así que, tanto ella como mi nana, solo esperaban a que les llegara la muerte a ellas también, pero, el clan Moon, creyendo que era más doloroso una vida llena de amargos y crueles momentos, y sabiendo que no había más integrantes de la familia Shields, más que mi primo de unos cuantos meses de nacido, y yo, pues de mi hermano gemelo no se sabía nada, dejaron ir a las únicas mujeres jóvenes de la familia, con esos dos pequeños. Eso sí, con la única condición de que nunca más volvieran a Sicilia. Así que, pensando en nosotros, y llevándose la advertencia más que clara, las dos mujeres partieron despavoridas de la ciudad, huyendo hacia el continente americano, llevando aquel trágico suceso a cuestas, y olvidando obligatoriamente a aquel pequeño bebé del que nunca más se supo. Es por eso que digo, que tengo en total tres hermanos; Un hermano, es ese gemelo que no sé si quiera si vive en la actualidad o no. El otro, es ese primo, que es unos pocos meses, mayor que yo, que se crio conmigo, pero a quien recientemente no suelo frecuentar. ¿Y por qué digo esto? Pues verán, al crecer, y tras saber la trágica historia de los Shields, mi primo no se quedó tranquilo con esa "oportunidad" que nos habían dado. Él quería justicia. Incluso nos quería involucrar a Seiya, quien no vivió en ese entonces como para participar en la historia, y a mí, pero no le hicimos caso. Pues creíamos que, aunque sí había sido una tragedia, ya había quedado en el pasado a fin de cuentas. Y vivíamos muy bien a pesar de todo, en parte gracias a lo mucho que mi nana y mi madre se habían esforzado. A lo que claro, él nos llamó cobardes, y aún pese al peligro, y con tal de vengar a su padre y el honor de los Shields, se fue, y no supimos de él en mucho tiempo. Incluso llegamos a pensar con tristeza que lo peor le había sucedido. Pero no fue así. Y es que, sin conocer realmente los detalles de cómo lo logró, solo puedo decirles, que, tras largos años después, él hoy en día, maneja ese imperio de Sicilia que robaron, pero que era originalmente de mi abuelo. Pues junto con un ejército de hombres, que para empezar no sé ni dónde los conoció, ha derrotado a aquella familia Moon, con ese coraje siciliano en las venas, que definitivamente yo no tengo, matando a diestra y siniestra sin tener piedad con ninguno de sus integrantes, por muy mínimo que fuera. Así que, como han de comprender, al principio, estuvimos nosotros algo resentidos con él, por ponernos en ese peligro innecesario, sobre todo, porque no queríamos tener nada con ese pasado. Pero hoy en día, un poco más tranquilos, con él teniendo el control hasta el momento en Sicilia, y ya menos molestos, charlamos por teléfono de vez en cuando, pero solo eso. Porque sabemos que, pese a las muchas veces que nos invita a volver a Sicilia, asegurándonos que todo estará bien, nosotros no somos capaces de volver. Preferimos seguir viviendo, así como estamos de alejados. Ya que preferimos estar fuera de toda esa mala vida, llena de lujos, sí, pero hecha a base de dinero sucio y manchado de sangre; Ahora, ya hablando de mi último hermano, él es el más pequeño de todos. Fue producto de esa segunda oportunidad que decidió darse mi madre, después de pensárselo mucho. Pues no quería olvidar el recuerdo que tuvo tanto tiempo presente de mi padre. Así que, por eso, lo estimo del mismo modo del que quiero a los otros. Aun pese a que desconozca el destino de uno.

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