Destino

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ANUNCIO: YA DISPONIBLE EL LIBRO

Aclaración: Ligeras menciones de actos sexuales

Su destino estaba pactado desde el día que nació y nada podría cambiarlo. Su padre era el jefe de Talokan, así como su abuelo y antepasados lo habían sido, en su familia todos habían sido varones, pero existía una profecía:

"La primera mujer de la familia May sería la esposa del dios K'u'uk'ul Kaan".

Su nacimiento no solo significó una gran alegría para sus familiares, sino para el pueblo entero que ahora tendría una reina, permitiendo la llegada de futuros protectores de la nación. En consecuencia, Kenia fue criada alejada del mundo, encerrada como un ave que sería liberada tras su matrimonio.

La boda, la venían anunciado desde que tenía 15 años y lo veía tan lejano, es más, esperaba que ese día llegará lo más pronto posible, porque eso significaba libertad. Libertad de ser quién era y de ayudar a las personas, las que veía y aprendía sobre ellas en libros que la prepararían para ser una gran gobernante.

Haría lo que fuera por ser libre, incluso si eso significaba casarse con una persona que solo veía en citas para conocerse mejor. Había desarrollado cierto cariño hacia Namor, pero no era amor, no era suficiente como para casarse por amor. Para ella solo era un billete hacia su libertad.

Por lo menos, su padre fue generoso a la hora de permitir que participará en la decoración de su boda. Eligió las flores, manteles y comida que se haría en ese día, así como el lugar, que era su favorito y dónde fue su primera cita con el dios.

Estaba nerviosa, excitada y de cierto modo triste, este día significaba dejar a su familia, sus pocos amigos, maestros y su hogar para convertirse en lo que tanto esperaban desde el nacimiento de Talokan. Era demasiada presión, aunque se llevaba preparando para este papel desde bebé, no se creía capaz de ser lo que ellos esperaban.

Su nana la llamó para qué entrará a la habitación, donde la prepararían con aceites y flores.

- Mi niña, has crecido tan rápido - dijo mientras soltaba unas lágrimas, se le hizo un nudo en la garganta.

- Nana, no llores. Me harás llorar a mí también -. Dijo con lágrimas en los ojos

- Lo siento, mi niña. Pero yo te tuve en mis brazos cuando naciste - peinaba su pelo y colocaba algo de aceite de coco -. Solo quiero que seas feliz

- Seré feliz, nana. Sabes que no permitiré que me vuelvan a hacer daño - pronunció con una voz fuerte, segura de sus palabras.

- Dele una oportunidad al muchacho, niña. No es malo, ha sido tan bueno con todos nosotros

- Si nana. Me tomaré mi tiempo, pero quién sabe -. Alzo los hombros -. Puede que las cosas cambien.

Doña Conchita asintió, deseando con todo su corazón la felicidad y amor por venir a quién era la niña de sus ojos. Tomó la mano de Kenia para qué se levantará y se pusiera su traje de novia. Este consiste en un huipil de batista de lino, de fino algodón de seda: un jubón cuadrilongo que cae, con dos aberturas laterales que por el ancho de la prenda simulan unas mangas cortas, quedando los brazos desnudos, un amplio escote cuadrado descubre la parte del pecho, dejando desnudo el cuello.

Este escote, en sus orillas, tiene bordadas cenefas de vivos colores. Su cuello estaba adornado con largos y lujosos collares de oro y gruesas cuentas de coral, colgando en ellos moneditas y doblones de oro, estos llegan hasta su vientre.

Su cabello estaba recogido en un peinado llamado t'uch, hacia atrás, en forma de martillo, atado en medio con un lazo de listón, con algunas piedras de jade. Por último, usa grandes y largos aretes de oro con piedras de colores que hacen juego con los collares. De acuerdo con la tradición, solo usaban como maquillaje una pasta roja como labial.

ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱ | Namor - RafaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ