Está aquí.

61.4K 4K 429
                                    

- Eso te queda genial.- alabo a Corina, que se ha puesto unos pitillos negros y una blusa granate.

- Gracias, ¿pelo recogido o suelto?- se mira en el espejo mientras lo pide, Sandra y yo la miramos.

- Recogido.- decimos al unísono.

Sandra me ayuda a subir la cremallera de mi vestido nuevo, me miro en el espejo y me gusta lo que veo. El vestido realza mis curvas, es negro y sencillo, palabra de honor y el escote es en forma de corazón, me gustaría tener algo más de pecho, pero es lo que hay.

- Toc, toc, ¿qué estáis haciendo?- Óscar se asoma por la puerta de la habitación, Corina sonríe de inmediato.

- ¡Óscar!- Corina le reprende.- ¿Y si llegamos a estar desnudas?- finge enfado.

- Sabía que no lo estaríais.- él sonríe con esa sonrisa sexy suya y Corina se acerca a él para besarle.

- Agh,- Sandra rueda los ojos,- tanto amor me marea.

- Mira quién habla, señora de Marcos.- Corina se burla y Sandra le tira un cojín riendo.

Las dos paran de reír de inmediato y me miran preocupadas, aunque yo estaba sonriendo ante su escenita, ambas piensan que soy una muñeca de porcelana que va a romper a llorar en cualquier momento.

- Corina tiene razón, vosotros sois peores.- sonrío y ellas me corresponden más tranquilas.

- Os dejaré para que acabéis de arreglaros.- Óscar le da un breve beso a Corina.- Nosotros nos vamos ya.

- Hasta luego.- Sandra y yo decimos, mientras Corina sale de la habitación con él para despedirse.

- He hablado con mi amigo en Coco, ya estamos en lista, si vamos antes de la una podemos entrar gratis.- Sandra me informa mientras mira el móvil.

- Bien, yo ya estoy lista.- digo acabando de aplicar pintalabios rojo en mis labios.

- Estás preciosa.- Corina me dice al entrar en la habitación.

- Gracias, tú también.- ella me abraza.

El taxi nos deja justo en la puerta de la discoteca, no podía coger el coche si pretendía emborracharme. No es que fuese mi objetivo, pero tampoco quería tener que preocuparme. Hay dos colas en la puerta separadas por cordones de terciopelo rojo. Sandra nos conduce hasta la que hay menos gente, y aunque es más rápida todas nos congelamos de frío mientras esperamos.

- Estamos en la lista.- Sandra le dice al portero.

- ¿Nombre?

- Sandra Larson, estamos en la lista de Carlos Vera.- Frunzo el ceño y la miro de inmediato, pero ella está concentrada en buscar su nombre en la lista junto con el portero.- ¿Ve? Aquí está, tres personas.- señala ella sonriendo.

- Pasad.- el portero nos hace un gesto para que entremos. Cojo el brazo de Sandra.

- ¿De qué conoces a Carlos Vera?- pregunto deteniéndola.

- Un viejo amigo, ¿tú...?- frunce el ceño.

- Es con quien he quedado hoy.- aclaro. Su ceño se relaja y sonríe.

- Jesús, qué pequeño es este pueblo.- ríe.- Corina, ¿a que no sabes qué?- me deja atrás para contárselo a ella y oigo cómo ríen.

Observo ese lugar, es la primera vez en todo el curso que estoy en una discoteca de verdad, no un antro o un bareto. Es una discoteca, llena de gente arreglada, con música tecno sonando de forma atronadora por los altavoces y la gente chillando y saltando. Sonrío, iba a ser mi noche.

Quédate conmigo #2Where stories live. Discover now