Soulmates.

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Phoenix se encontraba en su habitación recostada hacia los pies de la cama leyendo un libro de hechizos, cuando de repente apareció Finn abriendo su puerta. Ninguno dijo nada. Phoenix se levantó lentamente de la cama hasta quedar sentada, muy lentamente, como si estuviera en presencia de un león dispuesto a devorársela al más mínimo movimiento.
Finn dio unos pasos lentos hacia la cama y se quedó parado a una distancia considerable.

Phoenix dejó de lado el libro cerrándolo en un movimiento y le hizo un gesto con la mano, palmeando suavemente la cama seguido de unas palabras: —¿Quieres conversar?

Finn asintió con la cabeza y le hizo caso acercándose a la cama, se recostó apoyando ambas manos detrás de su cabeza mirando el techo. La muchacha se acercó hasta meter sus piernas debajo de su cabeza, le acomodó un almohadón y le quitó las manos, a lo que, Finn no hizo nada al respecto.

Él comenzó a hablar y ella lo escuchó atentamente.
No dijo nada, solo asintió y lo miró como si lo entendiera.
Cuando dejó de hablar suspiró y la miró fijamente a los ojos, ella a su vez le sonrió de lado y habló segura de que era su momento.

—Finn, tú no eres un monstruo... tus padres lo son, cometieron errores y los culparon a todos ustedes. Los padres jamás deberían hacer eso. —confesó y pasó una mano lentamente por su frente calmándolo de todo sufrimiento mental que tenía en esos momentos.

Finn seguía mirándola.
Pero en vez de sonreírle en un acto rápido se levantó, agarró sus piernas y la recostó poniéndose así encima de ella con ambas piernas a cada lado sin abrir las de ella por respeto.
Phoenix mordió su labio sabiendo lo que vendría a continuación; agarró el cuello de su camiseta y lo atrajo a su cuerpo. No hizo nada, lo dejó a centímetros de su rostro y respiró agitada sintiendo como él se agitaba también.
Las manos de Finn a cada lado de su cabeza se apretaron contra el colchón, ambos querían lo mismo. Se miraron a los ojos y ella dio el primer paso. Rozó sus labios con los de él provocándolo, Finn le devolvió el gesto pero usando su lengua de una manera sensual. Lo intentó dos veces, a la segunda Phoenix separó sus labios y dejó que la lengua de él entrara en su boca.

Los brazos del muchacho se doblaron apoyando sus antebrazos en la cama y llevando sus manos a la cabeza de ella para sujetarla.
Ella llevó sus manos a las caderas del sensual hombre por debajo de la camiseta y fue subiendo lentamente arrastrando así la camiseta hasta sus costillas. Finn entendió de que se trataba por lo que, se levantó un momento y la arrancó de su cuerpo.
Phoenix lo miró y pasó la lengua por sus labios saboreando lo dulce de los labios de aquel chico, el jugueteo con la lengua de él en su boca la había dejado en llamas.

Finn se volvió a recargar como estaba antes pero esta vez bajó sus labios a su cuello, lamió, mordió y besó cada parte de el escuchando como Phoenix jadeaba bajito.
En un acto involuntario ella llevó sus manos a su ropa y la quitó por encima de su cabeza a una velocidad impresionante. Finn la observó. Observó como el cuerpo de ella reaccionaba ante sus caricias, además, el sujetador que tenía puesto tenía el broche adelante.
Phoenix rió coqueta y Finn sonrió.
Se miraron ambos queriendo lo mismo.

Con sus dedos desabrochó el sujetador e inmediatamente sus pechos saltaron de aquella prenda que los tenía prisioneros. Ella se lo quitó y él lo tiró lejos. Ambos rieron.

Finn agarró uno de sus pechos y la piel de la pelirroja se erizó. Sin quitarle la mirada lo metió a su boca y jugueteó con su pezon. Su lengua tan caliente y suave la tenían al borde del colapso.
Ambas manos a cada lado apretaron la cama.
Finn hizo lo mismo con ambos hasta tenerla con la espalda bien arqueada por el placer.

The Best Damn Thing 🗡Mikaelson's Brothers&Phoenix Morningstar🗡Where stories live. Discover now