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Como todos en las mañanas para las personas de todas las montañas, apenas salía el sol, los agricultores salían para poder revisar sus tierras, además de eso, los hombres salían a revisar su ganado, las mujeres salían por agua y entonces solo había la opción de comenzar también el día y para un hombre como DaehJin, no era diferente, sus padres habían nacido en las montañas, sus abuelos también y los padres de estos y todo eso, también casi todos habían muerto ahí, pasado a mejor vida por enfermedad o accidentes, como todos en ese mundo, así que DaehJin con sus hermanos, no era diferente, era el más joven de ellos y siempre estaba ayudando como podía, porque tampoco es que fuera un niño, de hecho, pasaba de sus veinte y para todos, esa ya era una edad más que buena para comenzar a trabajar.

DaehJin venía de una familia que se dedicaba a la madera y hacer todo lo que pudieran con esta, incluso vendían o intercambiaban pro cosas, leña seca, para las fogatas de las cocinas de las familias aledañas y en tiempos sin guerras, había una gran cantidad de clientes en la ciudad, que siempre querían muebles, en mejores condiciones, habían hecho hasta muebles para grandes casas, hermosos trabajos de esa manera y aunque ahora no había grandes trabajos como esos, aun había mucho que hacer y DaehJin, era el encargado de ir por materia prima con su hermano mayor, un hombre que ya tenía tres hijos y una linda esposa, tenía muchas más razones para salir a buscar sustento, que DaehJin.

Y ese día parecía muy normal, de hecho, después de un largo reposo, porque había enfermedad gravemente, podía regresar al trabajo y era bastante nuevo para él, de verdad había sido feliz yendo de nuevo a trabajar, porque odiaba sentirse inútil solo estando acostado en casa, aunque estaba alucinando y con fiebre, pero ahora podía volver y estaba yendo detrás de su hermosa como solía ir antes y todo parecía en orden, estaban recolectando un montón de madera para más tarde, verían que hacer con eso después, pero mientras tenían todo lo necesario, talando árboles, recogiendo grandes ramas, todo estaba bien, al menos hasta que DaehJin vio humo saliendo de una casa, que el recordaba abandonada y por eso había terminado preguntándose a su hermano si recordaba si la familia de ahí había regresado.

-No, no lo hicieron, llegaron unas personas, parecen raras, viven humildemente como todos, pero parecen tener clase, ¿sabes? Es un tanto extraño, además de que tienen dos niños, sabes que en estos tiempos, tener tantas bocas que alimentar, no es lo mejor.- DaehJin terminó viendo todavía ese humo, se preguntaba qué clase de personas serían las que habrían llegado ahí, había estado un poco de tiempo lejos del mundo, así que solo tenía un montón de curiosidad de cosas sin sentido, pero las respuestas vendrían antes, porque su hermano después de una larga jornada, estaba cansado y sudado y dijo que en esa casa, que antes había señalado, vendían comida a los jornaleros, ellos también tenían ese pequeño negocio y entonces, DaehJin siguió a su hermano, de todos modos, él era el que sabía, así que solo lo había seguido.

Esa casa era muy mala, como todas las de los demás que vivían por ahí, así que no esperaba mucho, sin embargo, alguien se había tomado todas las molestias de arreglar las paredes y techos, además de que habían hecho del jardín, algo ordenado, con la verdura que plantaban en filas, de hecho había un niño que estaba ahí recogiendo un montón de verduras que ya estaban listas, era un niño que parecía ser mucho más alto de lo que debería a su edad, era claro que sus padres seguro que eran muy altos y ese niño, resultado de un montón de trabajo, se veía delgado y con un rostro afilado, era llamativo a la vista, algunas niñas de su edad, hijas de otros trabajadores, no podían evitar mirarlo, en especial cuando ese chico, cargaba con fuerza su canastilla y la llevaba al interior de la casa, luego de eso, termino viendo a otra adolescente, de unos quince años que estaba también arando la tierra, ellos parecían muy concentrado mientras había unas pequeñas mesas, solo dos, donde las personas podían comer lo que vendían y estaban algo llenas, pero también había muchos hombres comiendo de pie, en tazones que tenían una comida que olía delicioso y su hermano solo lo hizo acercarse mientras pedía dos tazones a un mujer que estaba sirviendo, una mujer mayor, con un largo cabello, que al lado de una mujer con cabello muy corto, también estaba ayudándole, ellas también parecían tener una belleza llamativa, pero también la tenía el chico que servía a los demás en los tazones y los llevaba a las mesas, con un rostro fino, con una cabellera rubia y brillante, y que cuando les dio su comida, hizo una reverencia y les sonrió, era como estar en una casa de grandes nobles, con esas bellezas particulares.

Crisantemo RojoWhere stories live. Discover now