episodio tres.

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Al llegar al santuario lo primero que hicieron fue dejar a los bebés en la cama de Juan, este se encargó de taparlos bien y de encender la chimenea para que entraran en calor.

Luego de dejarlos durmiendo se fue a la cocina para ver que podía hacerles de comer.
Terminó por cocinarles un licuado de diferentes verduras, y de postre una que otra fruta.

Luego se dirigió al balcón frente al jacuzzi, posándose junto a Spreen, que se encontraba apoyado en la valla.

- bien, cuando despierten les damos la comida.  - Juan miró a Spreen, lo notaba raro, incluso ¿triste?
- estás bien? Te noto algo callado -
- desde cuando te importa a vos igual - dijo de forma sarcástica. El hechicero suspiró de manera cansada.

- escucha - si vamos a hacernos cargo de estos chamacos hasta que encontremos a alguien que quiera quedarse con ellos por lo menos me gustaría que nos llevemos bien - dijo con un tono un poco más enojado.
- uy pará que se enojó el maguito - volvió a decir de forma sarcástica.

A Juan se le agotaba la paciencia. Y no sabía por qué, pero el hecho de que Spreen fuera tan frío con él le dolía... A quien engañaba, claro que sabía el motivo del por qué le dolía.

- sabes qué? Si vas a seguir siendo un hijo de puta pues entonces agradecería que te fueras bien a la mierda - empezó a caminar a la puerta del balcón dispuesto a volver adentro cuando el oso habló.

- esperá - juan se detuvo y lo miró. - no te vayas.. es solo que..- El mayor pudo notar que le estaba costando abrirse, sintió tristeza por él.
Volvió a ir a su lado, mirándolo seriamente esperando a que dijera algo.
El más alto suspiró.

- perdón por portarme como un boludo, es solo que un hijo de puta haya abandonado a esos nenes me recordó a...algo, y me puso de mal humor, nada más - Juan lo entendió inmediatamente.
- no es tu culpa igual, no tengo por qué desquitarme con vos -
- Spreen -
El oso levantó la mirada para mirarle.
- Te entiendo, he pasado por una situación similar y no es para nada fácil. que sepas que estoy aquí para ti, va? - dio una pequeña pausa antes de seguir - Gracias por confiar en mí, en verdad lo agradezco -

Ninguno supo decir en qué momento se habían acercado tanto, se encontraban mirándose a los ojos muy fijamente, sus rostros estaban muy cerca, podían escuchar sus respiraciones...

- voy a ir a ver a los nenes - salió casi corriendo el híbrido, subiendo rápidamente a la habitación de Juan.

Este se quedó en el balcón procesando lo que acababa de ocurrir. "Eres un puto idiota" se dijo a si mismo mientras se auto-golpeaba la frente. Por supuesto que Spreen no iba a sentir lo mismo que él, a quién quería engañar, era imposible.

Mientras tanto el corazón del híbrido latía a mil por hora y por su mente pasaban muchas preguntas, pero las más importantes eran: ¿Por qué se había sentido con la suficiente confianza con Juan como para casi abrirse con él? y sobre todo, ¿Por qué había sentido ganas de besarlo?

¿padres?Where stories live. Discover now