Donde Juan piensa que sería una buena idea decirle a Spreen que lo acompañe a explorar, pero en esto terminan perdidos en un bosque, donde se encontrarían con algo (o alguien) que les cambiaría la vida por completo.
- Créditos de el dibujo de la por...
avisos: - angst - final triste - sigue un poco el final canon de tortilla. - muerte de un personaje.
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- Juan... - - Spreen! que haces aquí? - ..... - pasa algo? - preguntó el hechicero al no recibir respuesta del contrario. - solo quería verte. - hubo un breve silencio por parte de ambos hasta que el oso decidió hablar. - no te vayas... - se acercó al de lentes y lo abrazó, aferrándose a él como si de eso dependiera su vida - ya no puedo seguir, te lo juro que no... - - Spreen, estás soñando... - - no quiero despertar, por favor, no puedo más.. - - tienes que seguir. Por mí y por ellos. Te necesitan más que nunca, y tú también los necesitas a ellos. - - Si... pero también te necesito a vos.. - - Yo ya no estoy, Spreen. Eres fuerte y puedes seguir adelante, no te rindas. Hazlo por ellos, hazlo por mí y hazlo por tí. - - J...Juan... - - Adiós Spreen. -
Miró por última vez la sonrisa del hechicero antes de despertar de golpe. Se encontraba sentado en su cama, temblando y sudando frío, con su corazón latiendo muy rápido.
Su mayor miedo se había hecho realidad. Juan se había ido, por siempre. No volvería a verlo, no volvería a tenerlo en frente, no volvería a dormir junto a él, a sentir su cuerpo junto al suyo, a abrazarlo, besarlo.
No se dio cuenta en qué momento las lágrimas empezaron a caer. Y es que llevaba días haciéndose el duro porque no quería parecer débil ante los demás, pero sobre todo porque no quería que sus hijos Elisa y Ollie lo vieran y lo percibieran mal, ya que si lo veían triste a él se pondrían aún peor de lo que ya estaban. Los bebés casi no habían parado de llorar desde que ocurrió la tragedia y no volvieron a ver a Juan.
Spreen Intentaba actuar con normalidad y como si todo estuviera bien frente a ellos con la intención de que no se angustiaran, sin embargo la situación era inútil. Los bebés podían notar de sobra que nada estaba bien, eran capaces de sentirlo.
Ahora que se encontraba solo en su cama con sus hijos durmiendo se permitió llorar. Lloró de forma desconsolada por casi toda la noche. No recuerda cuando fue la última vez que lloró así, quizá hasta habían pasado años desde que lo hizo. Y por más que Intentaba recuperar la compostura las lágrimas no paraban de salir, y el dolor en su pecho que había aparecido desde que vió por última vez a Juan no se iba, al contrario, parecía que cada día se iba haciendo más insoportable.
Se volvió a quedar dormido mientras lloraba y mientras pensaba en Juan, en su sonrisa, sus ojos, en su manera tan única de hacerlo sentir amado. Solo abrió los ojos al escuchar el llanto de sus bebés, levantándose a verlos.
Desde que Juan se fue parecía que una luz en su vida que se había vuelto a encender hace poco volvía a apagarse, y estaba seguro de que no volvería a encenderse jamás, porque Juan no volverá, y no existirá ninguna otra persona capaz de hacerlo sentir de la misma forma en que él lo hizo sentir, ni siquiera parecido.
Por otro lado, a pesar de que Elisa y Ollie no tuvieran la capacidad aún para entender que fue lo que pasó con Juan ambos sentían su ausencia y lo mucho que les hacía falta tanto a ellos como a su padre Spreen. Todos los días lloraban llamándole, con la esperanza de que en algún momento volviera con ellos, a hacerles pequeños trucos de magia para hacerlos reír, a cantar junto a ellos, a demostrarles su amor... Sin embargo Juan nunca aparecía ni tampoco lo haría pronto, solo que ni Elisa ni Ollie eran conscientes de ello.
