15

447 87 46
                                    

Horacio no paraba de quejarse ante los suaves toques que el Doctor Muerte le daba sobre su herida.

—Creo que Volkov te aprecia muchísimo— comentaba mientras continuaba con su trabajo de curar los rasguños y golpes del Inmune.

—Sí, nunca me quisieron tanto.

—Lo digo en serio— rió— La última vez que el ruso se peleó con alguien tuvimos que ingresarle.

—Que dices tío, ¿en un entrenamiento?

—No, te hablo de una pelea de verdad.

El de cresta trató de hacer memoria, pero, por más que rebuscaba en lo más profundo de su mente, no recordaba ninguna noticia sobre Volkov de ese estilo.

—¿Viktor Volkov peleándose en el Arca?— preguntó sin terminar de creérselo— Eso nunca pasó.

—Bueno— respondió divertido mientras terminaba con las heridas— Pasara o no pasara, es información confidencial.

Horacio entrecerró los ojos al escuchar aquello.

—Oye tío no vale, ahora me lo tienes que contar.

La risa de Claudio se le terminó contagiando.

—Quizás la próxima vez que nos veamos— dijo sonriendo a la par que recogía sus utensilios— Ya estás listo, eres libre.

El de ojos bicolor sonrió de igual manera y se levantó de la camilla de un salto, dispuesto a salir ya de la sala, no sin antes decir una última cosa picarona.

—Buena táctica.

Abrió la puerta, encontrándose a Volkov esperándole al otro lado, por lo que cerró tras de sí y se encaminó hacia el más alto, quien parecía estar perdido en sus pensamientos hasta que se dio cuenta de la presencia cada vez más cercana del menor.

—¿Se encuentra mejor?

—Bueno, estaría mejor si no me hubieras metido tal paliza— vaciló.

—No fué para tanto— respondió indiferente empezando a caminar, por lo que Horacio se apresuró a seguirle sin poder quitarse de la cabeza la reciente conversación con Claudio sobre él— La próxima vez no me provoque.

—Anda— soltó una risa seca— "Tiinis qui discirguir ti iri"— se burló— Y una mierda, la estabas descargando tú, perro.

—¿Acaso quiere otra?— preguntó ante el reciente apodo.

El menor se quedó callado, sintiéndose de repente temeroso de recibir más golpes de aquel ruso de dos metros. Mantuvo el silencio durante un rato mientras seguían caminando, dándose cuenta de que volvían al gimnasio.

—Perdón por lo de antes— dijo de pronto, llamando la atención del mayor— Por provocarte y decir esas cosas, no venían a cuento.

—No se preocupe.

Volkov trató de zanjar el asunto, pero el más joven tenía ganas de hablar.

—Oye, ¿por qué me tratas de usted siempre?

—Supongo que porque soy educado— respondió sin más.

—Sí, hasta que me partes el labio.

El ruso le dedicó una rápida mirada antes de responder.

—Trato a todo el mundo de usted, no se crea especial, Horacio.

—Pero macho que me haces sentir viejo cada vez que me hablas así— se quejó— Yo sin embargo te quito como diez años de encima tuteándote.

ɪᴍᴍᴜɴɪᴛʏ |Volkacio|Where stories live. Discover now