3

461 59 7
                                    



Mientras Rosa le contaba a Leo la historia de la llorona, la castaña se puso a pensar.

¿Acaso este niño realmente los ayudaría? ¿Acaso sabría como?

Realmente temía por la vida de esos niños, estaban apostando demasiado. Ella confiaba en kika, pero solo tenia ocho años, kika podría creer muchas cosas a pesar de no ser ciertas. Y temía que, una de ellas fuera que este niño pudiera solucionar el problema que tenían.

No juzgaría al muchacho, tal vez tenía buenas intenciones, además de que estaba perdido, sin sus amigos y solo en la casa de unas desconocidas.

—Casi todos se han ido y solo quedamos los padres que como yo, esperamos con angustia una noticia de nuestros hijos.—

—No hay mayor tesoro...—El moreno comenzó.

—Que el amor de una madre.—La castaña y el hablaron al mismo tiempo, cruzaron miradas e intercambiaron sonrisas.

—Y mayor pérdida que la de un hijo, la llorona se llevó a mi Beto. Y el padre Tello lo dejo todo por ese horrible espíritu.—Saco un pequeño libro antiguo, seguido para entregárselo a Leo.—El padre Tello era un hombre valiente, qué pasó años siguiendo la pista de la llorona, hasta antes de su desaparición.

—Mamá se le rompió la liga a mi máscara.—_________ soltó una pequeña risa al ver a Kika intentando quitarse su máscara de madera. Ay esa niña.

—Tu mamá debe de estar preocupada.—Rosa preocupada, le hablo a Leo.

—Ella....no está conmigo desde hace mucho tiempo.—Eso llamo la atención de la castaña, intrigada miro que el moreno sostenía entre sus dedos un pequeño camafeo de oro alrededor de su cuello. Asumió que alguna foto de su madre estaría ahí.

Suspiro, ella lo comprendía.

—Que bonita, ¿es ella verdad?—Rosa con cuidado tomó el dije y lo abrió, revelando la imagen de una mujer de perfil, vestida de novia.

—Es el único recuerdo que tengo de ella.—

—Era...muy hermosa.—Admitió sinceramente la castaña, Leo le sonrió débilmente.—Sabes, mi madre falleció hace mucho tiempo también. Pero es lindo pensar que nos acompañan desde arriba.—Le sonrió.

—Yo, nunca lo había pensado así. Y siento lo de tu madre.—Leo sostuvo su mirada con la castaña.

Kika silenciosamente los observaba.

—Está bien.—

—Si llevas su recuerdo, llevarás contigo su amor.—Rosa le dio una sonrisa a Leo. Este se la devolvió.

—¡Ay!—Los tres voltearon, y vieron a Kika sostener la máscara rota en su mano.—Ay, mamá ya la rompí.

—Ay, Kika.—La castaña rió.

—Vengan, les voy a preparar algo de cenar.—

—Ay, ¡unos clacoyitos!—Kika rápidamente se paró y corrió en dirección a la cocina.

La castaña se quedó parada al lado del moreno.

—¿Cuál es tu nombre?—Se sobresalto al escuchar su voz.

—________, _________ Martínez.—Le sonrió.

—Yo soy Leo San Juan, aunque creo que eso ya lo sabías.—Ambos rieron.—Es un placer.—Leo sostuvo su mano en frente de ella, la castaña la tomó y la sacudió un poco.

Pero el tenía una duda.

—Siento entrometerme, pero, ¿tú y Kika no son hermanas?—Con curiosidad observo a la castaña, si bien se veía de su edad, ella no tenía ningún rasgo que la hicieran parecida a Kika o su madre.

—No, yo...estoy quedándome aquí por un tiempo.—Leo asintió sin mucho que responder.—Espero realmente que puedas ayudarnos, lo necesitan.—

.......

Kika acercó su mano a los frijoles con intención de tomar uno, pero de detuvo cuando su mamá le dio un golpe en el dorso de su mano.

—¡Ay!—

—¡Niña! Ve y avísale a Leo que ya está la cena.—

La castaña ponía los platos y vasos en la mesa.

—¡Mamá ya no está!—

La castaña hizo una mueca.

—¿Cómo que no está?—

—¡No, no está en el cuarto!—Ambas mujeres corrieron al cuarto.

Kika le entregó una nota, al parecer escrita por el.

—Se nos fue el santo al cielo.—

—"Señora Rosa, me fui a buscar a mis amigos, espero entienda que tenemos poco tiempo para encontrar a su hijo. Gracias por sus cuidados, estaré bien. Leo San Juan".—Rosa se asustó y rápidamente salió del cuarto.

—Se nos va a morir.—La castaña afirmó.

—No si lo ayudamos.—Kika le hablo.

La castaña frunció el ceño.

¿Y ahora que planeaba hacer?

......

—¡Kika por favor fíjate dónde pisas! Ay, pinche chamaca testaruda.—Intentaba seguirle el paso a La Niña, sostenía su falda para evitar mancharse la de lodo.

—¡Ay no!—

—¿Que pasó?! ¡¿Estás bien?! ¡¿La viste?!—_______ corrió a auxiliar a kika.

—Noo, se me cayeron mis dulces, mis pistaches, mis cacahuates y mi colación.—Frunció el ceño al ver a Leo temblando en medio del bosque. Este tenía los ojos bien abiertos y estaba pálido.—Todos se cayeron por andar corriendo detrás de ti. ¿Y ahora que vamos a comer?—

—Creo que algo le pasó.—La castaña dijo apuntando al moreno.

—Oye tu, parece que viste a la mismita llorona.—Kika le dijo.

—¿Estas bien Leo?—

Kika suspiro.

—¡¿Te hiciste pipí?!—niña tiro una carcajada. La castaña se rió.

Leo rápidamente se tapó el área mojada con el diario del padre.

—San Juan, el santo patrono de las aguas perdidas.—

—Esto ya no me pasaba...¿que están haciendo aquí? La señora Rosa se va a preocupar.—Miró a ambas.

—Noo, ¿y como vas a llegar a la isla de las muñecas? Necesitas ir con alguien que conozca el camino.—Kika le respondió

—Creo que lo mejor sería...—Leo la interrumpió.

—No puedo ir por mi equipo, cazar a la llorona, y cuidarlas al mismo tiempo. Además esto no es para niñas, regresen a su casa.—Seriamente les ordeno.

La castaña frunció el ceño, ¿este quien se creía?

Puede que Kika La Haya obligado a venir pero no se daría por vencida, todo lo que había pisado y caminado no sería en vano.

—No, no nos iremos, te ayudaremos a encontrar a tus amigos.—

—No ________, es muy peligroso. Kika es tu responsabilidad pero al venir ustedes se convierten en la mía.—

La castaña rodó los ojos. Se acercó a él.

—No nos iremos, y te demostraremos que podemos ayudar, Kika estará bajo mi cuidado y no tendrás que preocuparte por mi. Por favor.—

Leo iba a negarse, estuvo a nadita. Pero no se pudo resistir a la muchacha que se lo estaba rogando.

Claro que no le iba a decir que era muy linda, o que le encantaría llevarla con el.

—Está bien.—Arrastró sus palabras.

—¡Gracias!—_______ le dio un abrazo al moreno, este se sobresaltó pero cuidadosamente se lo devolvió. Se separó rápidamente luego de haberse dado cuenta de lo que había hecho.—Lo siento, no debí...—

—Está bien, solo, démonos prisa.—Kika celebró mientras caminaba rápidamente.

-By your side- Leo San Juan x LectoraWhere stories live. Discover now