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___________ nunca se habría imaginado en este tipo de situación. Nunca. Nunca creyó que su vida cambiaria en cuestión de horas, literalmente podía morir en cualquier momento.

Enserio que ella ya no podía correr, se dio varios tropezones en tratar de seguirle el paso a Kika, pero estaba cansada, tenía hambre, sed y estaba segura que se desmayaría.

¿Por que era tan testaruda? Ahora entendía a Leo.

Quería ayudar, pero odiaba que eso implicara el causar daño a sus seres queridos. No podía ni imaginarse lo preocupada que estaría la señora Rosa al ver que no estaban en casa.

Cuando por fin alcanzó a Kika, se tropezó, cayendo de boca y cortándose el labio. Enserio ella no servía para correr.

Cuando dio un vistazo, estaban en un lugar lleno de tumbas, había poco oxígeno y el olor a hongos inundaba el lugar. Realmente se daría un baño luego de esto. Dirigió su mirada hacia los gritos de la mujer, el espectro tenía en sus brazos a Leo, quiso gritar pero Kika se le adelantó.

—¡Suéltalo! ¡Lloros chillona o como te llames! ¡Suelta a san Juanito se te va a secar la mano!—Apunto a la espectro con su palo de madera.

—¡Kika! ¡Alto!—La castaña grito, se sostuvo de una de las tumbas mientras se ponía de pie. Sin darse cuenta estaba sangrando del labio y cabeza. Rayos.

—V-Váyanse...—Leo intentó hablar, pero la mujer al ver a la pequeña, lo tiró al suelo como si fuera nada. Con una gran sonrisa se empezó a acercar a La Niña.

Pero Kika retrocedía mientras movía su palo de lado a lado.

—¡Atrás, atrás chimino del demonio! ¡Pa' tras!—

Leo se levantó, y tuvo una idea. Era la oportunidad perfecta. Mientras que la castaña esperaba y rezaba que la llorona no le hiciera daño.

—¡Eso es! ¡Necesito encontrar la tumba de los niños!—

—Ajá si chucha, no te preocupes.—

—¡Apúrale!—La castaña como puso grito, se tomaba de las tumbas para intentar caminar.

—¡Distráela! ¡Ella no te va a hacer nada, distráela!—

El moreno tomó el pedazo de tumba mientras desesperado buscaba el lugar al que pertenecía.

La llorona había envuelto sus brazos alrededor de la cintura de Kika.

—¡Leo apúrate!—

—¡Que te apures te digo!—

Cuando finalmente la encontró, la colocó. Formando los nombres de los hijos de la mujer.

—¡Piscale diablo panzón!—Kika le dio un golpe en el dorso de la mano a la mujer.

Kocone, kocone no..—La mujer entristecida intento acercarse a Kika de nuevo.

—¡Que kocone ni que ocho cuartos! ¡No voy a ir contigo!—

—¡Está es la tumba! ¡Ya está!—

—Ninguno de ellos es tu hijo y nadie debería de estar fuera de su casita...—Una muy enojada Kika confrontaba a la mujer.

—Kika, para...—

—¿Sabes por que?—

—Oh, no.—

—Porque yo no soy tu hija, ¡y tu tampoco eres mi mamá!—Con sus fuerzas, le lanzó el palo de madera a la mujer, atravesándola.

Ambos adolescentes paralizados en sus lugares por lo que haría la mujer. De pronto esta estaba enfurecida, y tomó de los hombros a Kika, la castaña levantó su mano intentando alcanzarlas y Leo corrió hacia ellas.

-By your side- Leo San Juan x LectoraWhere stories live. Discover now