¿Puedo llamarte esta noche?

3. Sensaciones

Había recibido otra carta de Armando, estaba feliz y emocionada sentía que por medio de esas cartas podían transmitir todo aquello que no podían decirse en persona. Como una adicta abrió la carta, desdoblandola apunto de leerla cuando la puerta se abrió.

D: Amor ya llegue. -gritó mientras los pasos se escuchaban cerca- ¿Donde estas?

Como loca guardo la carta y demás, esperando sentada en la cama justo cuando Daniel entró.

D: Mi amor. -dijo dirigiéndose a ella- ¿Me extrañaste?

B: Dani -lo abrazo- si te extrañe.

D: Te traje algo. Ven -dijo tirando la maleta en la cama para luego abrirla- mira.

De el saco un vestido negro, sin mangas que le llegaba un poco abajo de sus rodillas.

B: Es precioso Dani. Me encanta, lo usaré muy pronto, aunque lo mandare con la modista.

D: ¿Modista? -dijo extrañado- ¿Tiene algo mal?

B: esta un poco largo, solo quiero que lo ajuste a mi.

D: Pero si así esta bien. -dijo- eres una mujer casada tienes que vestir acorde a eso.

B: Cariño es que me queda grande mira. -dijo colocando el vestido encima- solo quiero que quede justo a la rodilla.  ¿Vez?

D: Siempre buscando lo malo a todo lo que te doy.

B: No Daniel no es eso. -insistió- mira lo dejare así vale, me lo pondré así y ya.

D: No déjalo. -dijo enojado- lo compre para que lo usaras feliz, y solo trae problemas.

B: Lo usaré así, tranquilízate. No quiero pelear por un vestido.

D: ¿Lo dejaras así? -refuto-

B: Si... lo dejaré así. Con unos tacones problema resuelto.

D: Bien. -sonrio- el viaje estuvo bien, pesado por los negocios pero todo lo demás en orden.

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Daniel:

Betty era hermosa, lo supo desde que la vio. Con sus padres no fue difícil conocerla, hacerse su amigo, su novio y esposo.

Pero era soso, se complementaban, el quería una vida en Londres aunque Betty aún se resiste a esto y no entendía su papel.

El era el hombre el trabajaba; el hacía los trabajos duros mientras ella tenía que encargarse del hogar, al tener una buena posición tenía la libertad para salir.

Aunque ahora que lo pensaba todos sus planes por verla sonriente o que le dijera que lo amaba no resultaba.

Y una parte de el no le importaba, no cuando podía tener cualquier mujer, no le había faltado en cuanto a fidelidad. Pero en sí ya no era lo mismo.

Mientras la miraba untarse crema el deseo se prendió de el. Hacía mucho tiempo que no hacían nada, y verla le recorbada lo buena que estaba.

Así que al acostarse Betty comenzó a besar su cuello, Betty se movió y el aprovecho para besarla, sin embargo tras unos minutos en besos se separo y vio a Betty. De pronto no se sentia lo mismo.

Colocándose a horcajadas de Betty continuo besándola mientras Betty se dejaba hacer cuando la exitacion comenzó paro.

B: ¿Que pasa? -pregunto- ¿No quieres?

D: Si quiero... -dijo- solo tu no cooperas.

B: No... -dijo separandose- por que a ti no te gusta que me mueva, solo me dejo hacer