Capítulo 3

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Madeline"-Acto XXVII: El fin de los amores del fantasma-" la voz retumbó de manera anormal hasta la parte más lejana del enorme Shubert Theatre

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Madeline
"-Acto XXVII: El fin de los amores del fantasma-" la voz retumbó de manera anormal hasta la parte más lejana del enorme Shubert Theatre.

Suspiré. Sin importar cuantas veces hubiera hecho esto, el agregarle un sentimiento real era como hacerlo parte de mi, así que era normal que me encontrara tan nerviosa y asustada como una Christine que está a punto de enfrentarse a un fantasma colérico, antes de culminar la obra.

El telón se abrió y las luces me cegaron un segundo antes de que pudiera continuar con mi actuación y poco a poco, más personajes se agregaron al escenario, alzando sus voces con fuerza y me quedé quieta mientras ellos actuaban y en detective llegaba a sus conclusiones tras el final del relato del Persa, como una decoración más en escena y cuando ellos se fueron, quedamos el fantasma y yo, como un vago recuerdo de una historia real o irreal, que ante la duda y la penumbra, quedan en el olvido.

El telón se cerró con los aplausos y el glamour de la audiencia, acompañado de una lluvia de rosas, como era costumbre.

Caminé hasta los bastidores aún con los sentimientos a flor de piel, y mi corazón latiendo tan fuerte que rimaba con el sonido de los tacones sobre la madera.

-¡Buena actuación chicas!- gritó un tamborista al pasar por la puerta del salón, algunas compañeras respondieron, yo alcé la mano en ademán de saludo.

Entré a mi vestidor y comencé a desvestirme, comenzando por quitarme ese fastidioso corset.

Aclaré mi voz mientras hacía una pésima imitación de un giro de bailarina, haciendo que casi chocará con un maniquí desvestido, solté una risa y me acerqué a el peligrosamente, ignorando el hecho de que no tuviera cabeza.

-Si mi amor fuera falso, Fausto, quiero que sepas que tienes mi permiso de arrancar mi corazón- entoné dramáticamente y llevé mi mano a mi frente.

Volví a reír, regresando a buscar mi ropa.

-Ya Mad, compórtate o pensarán que estás loca- pasé la blusa sobre mi cabeza y salté frente al espejo de cuerpo completo.

-Pero si estamos locas, Maddie- me respondí con voz gruesa.

Me terminé de colocar el pantalón y di un enorme bostezo, tallé mis ojos pensando que el cansancio me estaba pasa do factura. Encendí mi teléfono para ver la hora, 1:58 am y absolutamente ninguna llamada ni mensaje, vaya sorpresa.

Tomé mi abrigo el cual ya necesitaba coser y me colgué la mochila, vi mi vestidor solitario y a oscuras y me incliné como si fuera alguien de la realeza.

-Hasta nuestro próximo encuentro, su majestad- cerré la puerta y caminé por los pasillos, esta vez estaban vacíos y había menos iluminación.

El teatro por las noches siempre me dio una impresión de misterio, o melancolía, pensaba en estos casos, que Eric debió sentirse terriblemente abandonado en su historia, tan trágica.

TASM: A las sombras de Nueva York (Andrew Garfield)Where stories live. Discover now