Capítulo 11

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Madeline

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Madeline

-Creo que el pobre muchacho está demasiado asustado con lo que siente- Rosie moldeaba una masa de arcilla mientras hablaba -tratará de evitarte un tiempo antes de que lo acepte-

-¿Esa no es una suposición un tanto fuerte?- pegunté sin apartar mi mirada de su trabajo, admirando lo buena que era -no puedes saber que siente-

-Escucha, si no le gustas cuando menos siente atracción por ti, así es como comienza todo- se giro y me salpicó levemente de pintura azul con sus dedos -las personas no ven a alguien y quedan enamorados al instante, aunque así lo crean, es mucho más complejo que eso-

Era extraño escuchar de alguien tan fantasiosa y amante del amor como ella decir algo así, pero sabía que tenía razón, así no funcionaba.

-Bueno, pero dime ¿qué sientes tú por él?-

Aparté mi mirada de ella hacia el ostentoso vestido rojo que había creado y llevado a clase, Peter no había asistido hoy a la universidad y en cuanto concluí mis pendientes fui a pedir si podía dejar el vestido ahí solo con la escusa de solicitar la opinión de Rosie.

-Bueno yo...- la verdad es que tampoco lo tenía claro.

Lo único que sabía era que me gustaba tenerlo cerca, que pensaba en él más de lo que se debería, que era muy lindo con una mirada tierna y a veces hacía un movimiento con su cabello que, ah, no lo sé, era perfecto. Admiraba su inteligencia y hacía unos sándwiches deliciosos, es decir, ¿cómo lo hacía? Todos seguimos los mismo pasos pero los suyos sabían mejor.

Imaginaba un escenario donde él me platicaba de tantos temas que yo no entendía, pero que escuchaba porque lo hacían sentir feliz, un momento nuestro donde le contara las aventuras de los libros que leía y nos sentábamos a la luz de la luna a beber café, contando chistes que nos hacían reír hasta que nuestros estómagos dolieran.

Me cubrí el rostro con mis manos, comenzando a frustrarme.

Deseaba que nos tuviéramos la confianza suficiente, deseaba que estuviera ahí para mi cuando tuviera miedo o cuando sintiera que iba a volverme loca, y quería estar ahí para él cuando se sintiera inseguro o tuviera problemas, que si necesitara llorar en un hombro fuera el mío, quería cuidarlo cuando se enfermara.

-No puedo- solté de pronto sin moverme de la posición.

Resoplé por la carga emocional acumulada y solo levanté el rostro cuando sentí la cálida mano de Rosie en mi mejilla.

-¿Y si lo lastimo?- me vio con una ternura tan grande que me intimidó, la única que me había visto de esa forma antes era la madre de Rafa.

-Maddie ¿te estás escuchando?- preguntó mientas buscaba algo en sus bolsillos -eres la persona con los sentimientos más puros que conozco, jamás lo lastimarías. Eso sí, tampoco dejes que él te lastime-

TASM: A las sombras de Nueva York (Andrew Garfield)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora