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A pesar de que fuera un día soleado, la misma aura de toda la situación hacía evidente que no era un día de lo más alegre.

El señor Kim había muerto.

Al parecer la caída ocasionó una hemorragia cerebral que pasó desapercibida a los ojos de todos, al segundo siguiente el hombre ya no estaba consciente. Lo confirmaron cuando regresaron a Urgencias.

Lo más extraño no fue aquello, sino que Kim Soon Young, el hijo del director Kim, no acusara a los involucrados de negligencia u omisión de los cuidados a causa de la muerte de su padre. Era como si hubiese deseado deshacerse de esa carga, o al menos esa es la sensación que le dio cuando lo vio tan sereno e inmutable en el funeral, viendo la fotografía de su padre sin siquiera pestañear.

—Tu padre lo sentía.

No quiso comportarse como un entrometido, pero se vio en la profunda necesidad de acercarse al presidente Kim Soon Young. Tal vez no fue capaz de escucharlo por él mismo, pero quería transmitirle la pesadumbre y el arrepentimiento que manifestó el director cuando lo confundió con su hijo.

Soon Young asintió, la mirada fija en el mismo punto.

—Sé que lo hacía.

Sin embargo, ni siquiera la calidez en las palabras de su padre fueron suficientes para derretirle el frío corazón.

Pocas horas más tarde, una vez terminó la ceremonia, regresó en el próximo metro que se dirigiera a la estación Sanggul.

—Podrías trabajar como asistente dental en el hospital.

Le contó a su madre y hermana que había perdido su trabajo a los dos días de haber sido contratado por tiempo completo. Tenía que hacerlo. ¿De qué otro modo habría regresado con una expresión tan lastimera como con la que había llegado?

—Pero es un contrato temporal —objetó—, necesito algo fijo.

—Bueno, solo te estoy ayudando —excusó su madre llevándose los platos con los que habían comido.

—¿Y si te metes en un asilo para ancianos?

—Hija, tu hermano perdió su trabajo después de que un anciano falleciera y viene directo de su funeral. ¿Crees que es el momento adecuado para decirle eso?

—¡Yo también estoy tratando de ayudar! —vociferó en un gimoteo.

—Hyung, dije que te lo compensaría —Más adelante recibió una llamado de Woo Young, que seguía en Goyang atendiendo a su abuela enferma—. Escuché que tienen vacantes en Irak.

Tan pronto escuchó esa palabra tragó saliva duramente mientras se imaginaba a sí mismo volando en pedazos tras haber activado una granada y ponerse demasiado nervioso como para lanzarla.

—Oye, el que ya haya cumplido con el servicio militar no significa que esté cualificado —respondió en una queja.

—¡No para eso, estúpido!

—¿Me llamaste estúpido?

—Hablo de las vacantes para enfermeros militares, deberías anotarte.

—Ah...

Aunque la idea sonara muy tentadora, si hablábamos generalmente del sueldo, no era un cargo que podía asumir. En realidad, las ganancias supondrían un gran ingreso que levantarían los vestigios que quedaban de su triste apartamento, incluso podría darle a su hermana la libertad de inscribirse en un centro comunitario para personas con diferentes capacidades y a su madre la oportunidad de tomar más días de descanso, pero eso significaría abandonar su país de residencia, y aunque eso no le afectaba directamente, un rostro que de pronto se le venía a la mente sí saldría afectado.

Rabiaes Dementia: ReminiscenceWhere stories live. Discover now