Capítulo 30

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Malika

Vaya que para esas fechas Londres era más frío que Rochester y aún no comenzaba a nevar, el cambio de horario también me afectó y no dormir bien durante los vuelos.

Al llegar tomé un taxi que me llevaría hasta la estación de tren y tomar uno a Cambridgeshire que está al norte en las orillas de Londres. Era tedioso ir con tanto equipaje y lo que faltaba por llegar, no podía quejarme de más, ya estaba ahí comenzando una nueva etapa de mi vida.

Solo fueron cuarenta y ocho minutos de trayecto en tren y los nervios me erizaban la piel mientras terminaba de subir la última maleta a la entrada de la residencia.

Solté un suspiro, quité mis gafas de sol y acomodé mi gorrito de lana. Caminé hasta donde estaba la fila en la recepción y por suerte ese día no era tan caótico.

Observé todo a mi alrededor, aún tenían decoración navideña, era un recibidor amplió, con un área de sofás, un gran televisor y una mesita de centro con varias revistas sobre ella. En una de las esquinas se encontraban dos máquina expendedora de comida y bebidas frente a ellas estaba una mesa de billar, junto a la recepción había un elevador y un pasillo que indicaba las escaleras. Las paredes eran similares a la fachada de la universidad y lo hacían lucir elegante.

La fila avanzó bastante rápido y ya era la próxima en la fila.

Una chica como de unos veintitantos años, una gran sonrisa en el rostro y su cabello que era mitad morado y la otra rosa magenta me dio la bienvenida.

—Hola chica nueva, soy Diana ¿Cuál es tu nombre?

—Malika Barnett.—Le devolví la sonrisa.

—Tu acento es diferente... estadounidense quizá.

Asentí con la cabeza y espero una respuesta.

—Rochester, Nueva York.

—Una chica de la gran ciudad, perdón que sea tan informativa, pero ¿Por qué Cambridge de Inglaterra? Si está una sede en Boston.—Recargó su mano en el gran escritorio y apoyó su barbilla en ella.

—Buena pregunta para una respuesta tan simple...no me gustó.—Me encogí de hombros y volví a hablar.—En muchas películas lo pintan color de rosa, quizá la mayoría de las universidades en Estados Unidos son buenas y no lo negaré, pero están muy sobrevaloradas y en lo personal eso no me gusta. Bueno también mi sueño siempre fue salir de ahí y mírame estoy aquí, platicando con una chica inglesa.

—Eso no fue una respuesta simple y me gusta tu actitud chica estadounidense.—Aplaudió antes de volver a teclear en la computadora.

—Solo llámame Malika y si quieres saber otra desgracia no pase el examen en una escuela de allá—Solté una risita.

—Pero aquí sí, así que bienvenida otra vez, espero y te sientas como en casa—Deslizó una hoja y una pluma en mi dirección.—Firma este registro y condiciones de la residencia y haré entrega de tus llaves.

Hice lo que pidió después de leerlo y volví a entregárselo.

—Piso cinco, dormitorio 506.—Me entrego un juego de llaves y un kit de bienvenida.—Tu habitación es compartida, tiene baño propio y estás de suerte tu compañera ya está aquí. Por cierto los horarios de visitas terminan a las once en especial para los chicos, si traes a tu novio avisa a tu compañera de cuarto para que no tengan incomodidades.—Me guiño un ojo.

—Mi novio está en el otro continente, será difícil meterlo en las noches.—Me encogí de hombros.

—Genial, un problema menos—Soltó un suspiró y se despidió de mí para seguir atendiendo a las demás chicas.

Siempre fuiste tú, Idiota #1 Where stories live. Discover now